"Soy un vampiro, y tras años y años de experiencia aprendí a soportar la luz del sol, los ajos, y las estacas en el corazón."

~Jack Red

08 mayo 2010

Mediodías nublados


Hay tantas cosas que no entiendo, que cambiaría todo lo que sé por la mitad de lo que ignoro.
Miro hacia atrás y veo días rotos y lluvias, puntas oxidadas que me clavé ayer, sin querer, por andar descalzo. Veo noches en vela, preocupaciones de las que me olvidé, gente que llegó y se fue, y no hice nada por evitarlo. Veo,
botellas vacías de alcohol, llenas de humo, ya me bebí su tristeza hace meses, y guárdolas sobre mis muebles para revivir tiempos mejores, cada vez con menos intensidad, al observarlas.
La música, como eterna acompañante de aromas de sudores ajenos, que ya no empapan mis sábanas, que escucho ésa canción todos los días por si ella vuelve, y un día más vuelve el silencio y no está, de nuevo he de conformarme con arañar la felicidad de otros desde mi ventana.
El día que me dijo que le gustaba Múm, fue... ¿Cómo decirlo? ¿Como una señal? Sí, algo así. Algo por lo que luchar, y luché, y tras varias semanas viviendo en realidades paralelas, como turista de emociones que nunca antes había vivido, mi edén cerró sus puertas, conmigo fuera, y me dijo:
Me incomodas.
Ahora sólo habito en sitios pequeños, me agobio a la mínima, un mero espectador y comentarista, que ha dejado de importar, perdí mi relevancia en el mundo, y sobrevivo gracias a que soy yo mismo quien me recuerda, el único que sonríe al hacerlo, y el primero que se tiraría a un pozo por un abrazo suyo.
Mi cuarto, que es mi mundo, es un conjunto de muebles y telas de mil colores, sobre los que se posan objetos inútiles y memorias afiladas, mire donde mire no estoy aquí, estoy recordando, pues aún dudo si el ayer tan sólo fué un sueño, y si el hoy no será peor que el mañana.
Me gustaba verla quitarse la ropa, a la vez que se vestía de sonrisas, en esa habitación, nuestro reino, nosotros sus únicos soberanos, y el futuro nuestro único súbdito. Me gustaba verla tumbarse a mi lado, posando su cálida mano sobre mí, para susurrarme ya no en palabras: "Te quiero". Me gustaba verla darse la vuelta bajo la escasa luz nocturna que emanaba de su ventana, que su nuca se convirtiese de pronto en su cara, me abrazase en sueños, y suspirase, de alivio al tener algo a qué agarrarse, y no caer hacia ninguna pesadilla.
Y atrévanse a decirme que no vivirían siempre en ese lugar, en ese momento.
Tanto la quise, que cuando desapareció desaparecí yo. Y ahora no sé si existo, o sólo soy el fantasma de mi angustia, condenado (para qué mentir) a echarla de menos.

4 comentarios:

  1. me encantas..no tengo mas que decir enserio

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  2. Joder, Mur. Me encanta esta pedazo de insipración momentánea(L) en seeeerio! Eres un genio. :)

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  3. Gracias pequeñaja! :D Pero no es pa tanto, joé xD

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