"Soy un vampiro, y tras años y años de experiencia aprendí a soportar la luz del sol, los ajos, y las estacas en el corazón."

~Jack Red

04 mayo 2010

Ahora (Antepreludio de un cacahuete)

"Antes de poner en duda una sola de mis palabras dime cuándo te he mentido, porque puedo equivocarme, pero no te engañaría."

~Silvi-Orión

Nos vemos alejarnos el uno del otro, y nos dolemos al irnos mientras pensamos: "No, si no nos queremos...", y como idiotas pensamos que no nos importamos, que la indiferencia nos envuelve, y apenas nos cominucamos más que por miradas y caricias lejanas, y créeme cuando te digo que me encanta acariciar su mano, su cuerpo, que disfruto de cada suave línea de todos sus contornos posibles. Que el mundo se abre de golpe cuando sus inocentes labios chocan contra mí, en esos besos que nunca sabes cuándo, por dónde y por qué llegan, pero llegan. Y ahora que nos creemos tan ágiles y tan nuestros, tan dueños de lo que sentimos, tan seguros, ahora que hemos olvidado las reglas del juego que nosotros mismos nos impusimos, el día que hablamos, y paseamos, y ése mismo día ya estabamos ambos idiotas colmándonos de abrazos y de cariños, pero no, ninguno de ésos gestos era para el otro, y tan sólo nos los lanzábamos como quien lanza aviones de papel por la ventana, con o sin la esperanza de que vuelen, porque a ninguno de los dos llegó a importarnos que entre nosotros fuese tan sólo posible el cariño, y no el amor. Que no sabemos nada del él, que nos sentimos engañados y ofendidos cada vez que nos juramos a nosotros mismos lo poco que nos queremos. Que nos provocamos las sonrisas sólo con mirarnos, y que somos capaces de hablar en braille el uno con el otro...

Ahora que ninguno de los dos nos damos cuenta, que pasamos las noches muertas fundidos en un sólido abrazo, que a veces demasiado afecto nos invita a sobrepasar unos límites que nisiquiera nos molestamos en descubrir, y nos sorprendemos a veces con un beso mal dado, una caricia de sobra, un abrazo de más, una invitación casi ofensiva. Ahora que nos hemos convertido en protagonistas de nuestros propios tabúes, y que nos creemos exentos de culpa para con el otro, que nos hacemos los tontos, y decimos que da igual, que no importa. Ahora que nos creemos sinceros, y que ni siquiera lo somos con nosotros mismos, que nos empeñamos en tacharnos el uno al otro de nuestra lista de oportunidades, y que una vez más, inconscientemente, volvemos a escribir nuestros nombres bajo el tachón. Ahora que cualquier declaración o confesión lo arruinaría todo, que sabemos que reír cuando estás triste es como conducir cuando estás borracho, y que entre nosotros existe el fuerte vínculo de las miradas que hablan, de los abrazos por la espalda, el de los besos prohibidos, el de las caricias entre los dedos, el del "gracias por estar ahí", el vínculo del "ya no sé distinguir la amistad del amor", el de los abrazos en cada rincón, el de jugar a tenernos, el de echarnos de menos. Que me encantaría poder decirle, sin connotaciones negativas, sin ningún afán de hacer daño, sin miedo a una reacción fuera de lugar, sin que se lo tome demasiado en serio, ni demasiado a broma, sin pretensiones, pero con todo el sentimiento, que la quiero, que la amo, y es verdad, y lo sabe, sólo que aprendimos a olvidarnos de pensarlo, por miedo a estropear la comodidad del escuchar canciones en silencio, o del disfrutar del tacto de nuestros costados, o del salpicarnos el uno al otro con pequeñas gotas de ésa única verdad de la que siempre huimos, la palabra "Nosotros". Ahora que me encantaría decírselo, una vez más me siento incapaz, y lo escribo.

"Antes, mucho antes de jugar a querernos me acuerdo de situaciones lumínicas escandalosamente aburridas. Porque se mira pero no se toca equivale a se siente pero no se entiende..."

~Silvi-Orión

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