"Soy un vampiro, y tras años y años de experiencia aprendí a soportar la luz del sol, los ajos, y las estacas en el corazón."

~Jack Red

04 mayo 2010

Bosquejo nº 4 sobre un cacahuete: Rutina

"Lo estuve pensando, y... ¿Sabes? Yo no sé qué cojones hace la primavera con los cerezos, pero lo nuestro seguro que será mucho más guarro, y mucho más bello."

~Escandar Algeet

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Un día más en mi cuarto que es mi mundo es levantarse pegado a las legañas, pegado a las sábanas, pegado a la almohada, tan pegado a todo que sólo soy capaz de quitarme ésa sensación con una buena ducha matutina. Es salir de la bañera al mismo ritmo que me congelo, pisar el frío suelo, y caminar despacito envuelto en la toalla, de nuevo hacia mi habitación. Es observar antiguas vidas a través de la ventana, antes de ir a comer, y después es esperar hermosas posibilidades mientras me reflejo en un tazón de leche.

Un día más en mi cuarto que es mi mundo, es dejar caer cenizas de hoy en vasos de los que bebí ayer, vasos que fregaré mañana, o pasado quizá. Es inventar una nueva frase con la cual hacer que quieras mirarme, y venga a teclear gritos de soledad, venga a ver bajar el nivel de agua en mi botella, venga a levantarme a rellenarla, y a volver a sentarme en mi cama, para volver a teclear. Es estar de nuevo y como cada día, solo, en mañanas, tardes y noches, e irme a dormir porque para qué seguir despierto.

Yo sólo sé que cojeas de mi pierna, sé que abofeteas a mis pesadillas en mitad de la noche para que me dejen dormir tranquilo, sé que matas de la risa a todos mis fantasmas, y a esos recuerdos que pretendían dolerme hasta el fin de los días, antes de que tu llegases para arrancármelos de raíz y suturar la herida.

Sé que tus días podrían ser mejores, y tus noches podrían ser más cómodas, tus sábanas más cálidas, y tus lágrimas más dulces, sé de todas esas grietas en tu corazón y sé de tus inquietudes y de tus miedos y de ésos deseos que pides en voz baja cuando no te ve nadie, y nadie puede reírse de la estupidez.

Pero yo te diré que no estás sola, que yo cojeo no sólo de tu pierna, sino también de tus brazos, de tus miradas, de tus dedos, de tu pelo. Te diré que permanecía despierto cuando tú dormías, por el mero placer de verte de cerca, que aún curo ésa herida que suturaste.

Te diré que mis días no podrían ser mucho peores, y que busco compañía en las noches, pero no la encuentro, que aún tirito bajo mis sábanas, que mis lágrimas lograron secar una flor. Te diré que voy armado con martillos y púas, tablas y alicates a reparar esas grietas tuyas, que cazaré todas tus inquietudes, y que yo también pido deseos, escribiéndolos en el espejo empañado que queda tras la ducha, y que después borro para que nadie más los lea.

Sólo te diré que en éste cuarto que es mi mundo, tu presencia es regalo, y tu ausencia es monotonía.

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