"Soy un vampiro, y tras años y años de experiencia aprendí a soportar la luz del sol, los ajos, y las estacas en el corazón."

~Jack Red

04 mayo 2010

Club de tres

Nuestro primer personaje es un joven estudiante de Filosofía, que vive rápido, fugaz, con ansiedad por conocer, ésa es su ansiedad: Conocer. A ella la conoció por pura suerte, y se enganchó tan fácilmente... Él dice que era perfecta, que ésa era la única palabra que la definiría. Le llenaba, le hacía feliz. Fue un error enamorarse, ahora lo sabe, y la echa de menos en soledad, rodeado de música, humo, y luz.

Ahora él sabe que su calor nunca iba a durar para siempre, y se desahoga en su habitacion, acompañado de nuestro segundo y tercer personaje. Aunque le gusta estar solo, prefiere estar acompañado de quien se siente como él, a estar solo y vulnerable a los recuerdos. Lo superará y lo sabe, le dolerá recordar, lo reconoce, y siempre la echará de menos, no se engaña.

Le dirige una mirada a nuestro segundo personaje, condescendiente, una chica a la que ya no le importa dónde sentarse, que vive presa de la mayor de las incertidumbres. Va a clase con el primero de nuestros personajes, y se apoya en él y en el tercero, para evitar echar de menos. Aún así sufre en silencio, y llora sola sentada en el váter. Mira el móvil una y otra vez, pregunta dónde está esa persona y por qué ya no está aquí.

Se lo prometió todo, y se lo quitó antes de dárselo, y ahora ella llora asomada al pozo de los recuerdos, empapándolos con sus lágrimas y sus lamentos, aunque en realidad lo más que pueda hacer es abrazar a nuestro tercer personaje, e irse antes de hacerse más daño. Pobre papelillo movido por el viento, que quedó atrapado en un árbol, atravesado por una rama, y le dejará ése agujero de forma permanente. La compadezco, y la sonrío, con la esperanza de que deje de emanar la tristeza por sus pupilas. Yo, el tercer personaje de ésta historia, la sonrío, y espero que ella haga lo mismo.

Nuestro tercer personaje, artista incomprendido que vive de color dorado, fue victima del rechazo del más sincero "Te quiero". Tocó el cielo una vez, y aún siente en sus yemas el tacto de las nubes. Su edén voló en un segundo, un triste jueves, devolviéndole cada una de las palabras que le regaló. Su utopía marchó sin rumbo, hacia otro Adán, o hacia la misma incertidumbre.

Se consuela escribiendo historias para recordarla, se hiere y se tortura con la esperanza, y cuando no puede más se sume en la misantropía. Hace música para hacerlo bonito, y revive cada uno de los momentos que le hicieron feliz, con miedo a que un día ya no le guste recordarlo. Ahora el rencor se gesta en su alma, y teme un día hacer verdadero daño, pero aun teme más que éso no le importe, o peor, que le divierta.

Mientras intenta ser feliz, habla de lo que sea con el primer personaje, abraza y sonríe al segundo, y a sí mismo se tortura y se destruye, por su culpa, su única y exclusiva culpa, porque se lo merece.

Y éstos son nuestro tres miembros de éste triste club, Alguien que huye de su pasado, alguien que busca reencontrarse con él, y alguien que no para de arañarlo y romperlo, creyendo odiar y odiarse.

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