"Soy un vampiro, y tras años y años de experiencia aprendí a soportar la luz del sol, los ajos, y las estacas en el corazón."

~Jack Red

04 mayo 2010

Los miedos no duermen sólos

Últimamente tengo sueños en los que te pierdo, irremediablemente, porque por alguna razón desconocida para mí, has dejado de quererme (Y con "desconocida" me refiero también a "no asimilada"). Todo ese temor ha salido a mi mundo consciente, como un volcán en erupción, y ahora incluso lo siento, como una constante preocupación, que acelera mi angustia, y merma mi felicidad.

Ya te lo dije hace unos días: Me encuentro extrañamente preocupado, como esa sensación de haber olvidado coger algo, decir algo, hacer algo, haber perdido algo... Y ahora sé qué es lo que me preocupa: Perderte.

Lo temo. Temo que un día se me acaben tus besos, que sea un segundo escalón en tu sistema de preferencias. Temo ya no poder dormir más contigo, temo temer besarte, temo tu aburrimiento. Temo que te canses de mi insistencia, y que ya no me quieras a tu lado...

Por eso ésta preocupación, éste miedo. Por este escrito mi miedo a cambiar por escribir. Porque ya me absorbe ésta sensación lo suficiente, lo suficiente, para morir :)

Y no sólo eso es lo que temo. ¿Acaso creías que bastaba? Mis preocupaciones se extienden hasta más allá de los horizontes que jamas puedas ver desde tu punto de vista.

No sólo temo perderte, temo también que los hongos que crecen en el techo de mi cuarto terminen por devorarme vivo, o provocarme algún tipo de cáncer de piel, de lengua, o de sobaco, qué se yo. Temo too que mi lámpara de lava reviente de tenerla tanto tiempo encendida, y temo aussi que me odies por mis vicios, y por mis paranoias. Temo incluso que fermente mi bote de Listerine, de no hacerle caso ya, por no haber bocas a las que agradar con mi aliento. Temo y temo, y mis temores crecen, y también temo eso. Temo más que nada, no ser yo, y que nadie sea capaz de apreciar ese cambio, temo estar solo cuando eso pase, pero casi más temo que mi música vaya desapareciendo poco a poco en el olvido, y llegue el día en que ya no me guste lo que escucho, ni lo que escribo.

Temo, y mucho. Es de temer lo que temo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario