"Soy un vampiro, y tras años y años de experiencia aprendí a soportar la luz del sol, los ajos, y las estacas en el corazón."

~Jack Red

04 mayo 2010

Infarto

Déjenme que les cuente algo. Días atrás me encontraba tumbado en mi cómoda cama, cuando sin más lo noté. Como un apagón interno, un pequeño pinchazo en el pecho, parecido a un crujir de huesos, y después un vacío, falta de fuerzas. Como si de repente mi cuerpo hubiese dejado de responder. Sentí pánico, intenté mover el brazo, pero aunque hice acopio de todas mis fuerzas no logre moverlo más que un par de centímetros. Entonces me dí cuenta: No estaba respirando.

Noté cómo todo se apagaba, noté la pérdida de esperanza, pero con un último estertor desesperado, tome con fuerza una bocanada de aire, y fue como tomar la primera, como salir de debajo del agua tras casi ahogarte, noté cómo mis pulmones se llenaban, y cómo mi corazón se volvía a poner en marcha, a un ritmo desenfrenado. Tenía miedo de lo que acababa de pasar. Por un momento me creí morir. Miré el reloj, tan sólo habían pasado diez segundos.

Tras unos minutos de reflexión, perdí el miedo en su gran parte, y acepté que en realidad podría haber sido un tirón de los músculos del pecho debido a la extraña postura en que me encontraba, seguido de un ataque de pánico por sacar conclusiones precipitadas. Así que no le dí más importancia, y volví a dormir.

Pero ésto no es todo. La tarde siguiente pasó lo mismo. El pinchazo, el apagón, el no poder moverme, ni respirar, el miedo. la bocanada y el regreso a la vida, por así decirlo. Esto ya me estaba preocupando, pensé en llamar a mi familia y contárselo, en ir al médico, pero no lo hice, no quería dejarme llevar por el pánico, puede que en el fondo no fuese nada grave, después de todo aún sigo aquí. Desde entonces cada pocos minutos me controlo el pulso y la respiración, de alguna manera siento que si lo hago, no volverá a ocurrir. Qué estúpido.

Les parecerá extraño, pero tras largo tiempo pensando en lo que me pasó, descubrí que no le tenía miedo al infarto, ni al dolor. Lo único que me asustaba de verdad, era que eso pasase, y nadie se diese cuenta. Que no hubiese nadie a mi lado para ayudarme, dado el caso. Tenía miedo de que volviese a ocurrir, esta vez no lo controlase, y nadie, nadie me encontrase hasta pasados un par de días, demasiado tarde para hacer nada. No tenía miedo de morir, tenía miedo de morir solo.

___________________________________________________

No hay comentarios:

Publicar un comentario