"Soy un vampiro, y tras años y años de experiencia aprendí a soportar la luz del sol, los ajos, y las estacas en el corazón."

~Jack Red

30 agosto 2013

Vencidos por nada

Me rindo.

Me olvidé los dedos ágiles en el armario de otro corazón,
por eso perdonad si erro en las divagaciones.

La nada, antes pocas veces me había enfrentado a ella,
no era más que un mal sueño, una risa entre colegas,
hoy llamó a mi puerta y me escupió sus puñaladas,
se hizo ver tan invencible como vana,
el arma más poderosa de lo absurdo,
la nada.

Nos está ganando en un pulso de ignorancia,
destruye los cimientos de lo bello a carcajadas,
la impotencia que siento es tan inmensa, 
cuando nada, maldita,
se carga el amor que ladrillo a ladrillo hemos construido para nosotros.

No ha habido engaño alguno que protagonizase la catástrofe,
no ha habido augurio de duda,
ni palabra mal dicha,
ni desconfianzas,
ni pobrezas,
ni siquiera un madito error fue cometido, y sin embargo, qué gracia,
a falta de motivos,
nada
se encargo de destruir éste pequeño proyecto,
que no era sino un destino
contigo.

Es como luchar contra el aire,
lo siento tan inevitable,
que lo único que queda en pie de mi es el orgullo,
pues la razón asumió el fin hace tiempo,
el corazón lleva un mes y medio intentando recomponer sus pedazos,
y la venganza que se me fragua por dentro,
no será vertida nunca sobre los ojos del culpable,
pues este no es ni más ni menos
que nada.

Como la ultima brazada de alguien que se ahoga,
dejo escapar dos burbujas de mis labios,
y si te dignas a acercar la oreja a la superficie de éste océano de tristeza,
cuando emerjan podrás oír a mis dos últimos latidos susurrar
me rindo.

18 agosto 2013

Jeroglíficos

Esta noche me he devanado en poesías incompletas nueve veces,
he roto unas treinta epifanías con ayuda de una sola botella,
me he puesto una docena de seguridades diferentes,
y se me ha acabado el gas del mechero, 
indudable presagio.

Ella baila sobre todas esas sensaciones que cree que la atosigan,
juega con ellas, que no a la inversa, lo veo en sus ojos, 
cuando los veo.

Me cuenta sus inseguridades poco a poco,
a cada mucho,
y decide dejarme tantas veces al día como, en un silencio que ni ella advierte 
me echa de menos.

Quiero pensarlo así y por eso escribo,
creo conocerla de sobra,
me sobran motivos,
para asegurarte que cuando veas sus dientes recibirás más cariño que venganza,
para asegurarte que su dulzura sólo puede provenir del mundo de los versos.

Y es que hay tanto fuego en sus besos 
que con el minimo roce de sus labios se quemarían todas estas dudas,
hay tanta vida en sus ojos que mi corazón olvida el suicidio cuando me mira,
hay tal ternura en sus palabras, 
que ni cuando quiere poner punto y final a esta historia,
puedo evitar sentirme complacido,
por el regalo que han sido sus besos,
sus ojos,
sus palabras,
su presencia.


05 agosto 2013

Bosquejo nº 8 sobre una servilleta: Infiernómetro

Hay un horizonte al que he de llegar,
no importa el modo.

Pequeña, es cuestión de abandonar el miedo, y abrazar el anhelo,
tan solo húndete en la rutina, profundiza, abandónate a ella,
y cuando notes el fondo
estaremos esperándote
yo y mi puñado de risas, abrazos,
búscanos ahí abajo,
no canses tus músculos nadando hacia una superficie que no te sujeta,
ahógate en los días,
las semanas,
y respira el recuerdo, y las ganas,
de lo que viviste y lo que te espera.

Es sencillo, créeme,
he pasado tantas veces descalzo por ésa alfombra de espinas,
la distancia,
la cobardía,
envidia del pasado,
desdén hacia el presente,
ignorancia del futuro...

Mi consejo: haz un viaje hacia dentro, busca en tí los segundos,
los minutos,
las horas que echas de menos,
y vuelve a vivirlas con la ilusión que sé que guardas,
vuelve a sentirte como entonces,
como nunca has dejado de serlo: Querida.
Ríete entonces de los pocos kilómetros, que se salvarán en seguida,
y de los días, que son aún menos
y más frágiles,
y cuando despiertes de ésta ridícula pesadilla
yo estaré observándote tumbado
junto a ti,
en una cama que no será ni tuya ni mía,
sino nuestra.