"Soy un vampiro, y tras años y años de experiencia aprendí a soportar la luz del sol, los ajos, y las estacas en el corazón."

~Jack Red

29 diciembre 2011

Página nº 12 del cuaderno de Pablo

Jimmy, won't you please come home? ~Moriarty

Un padre, perdona los errores de sus hijos.

Sólo buscaba una disculpa y encontró una espalda respondiendo a sus puyas, balbuceos cobardes,
después de veinte años parece mentira que sea imposible aprender de sus ceños fruncidos
rebotes salidos de quien sabe qué juguete,
el orgullo jamás aprende a pedir perdón, ¿verdad?

Ella quería guardar tres, al menos, una para su amor, otra para su amiga, y otra, quizá la menos importante,
para ella.
Dejaste dos.
Y no importa, en serio, a ellos les da igual no probar el aire de otro lugar,
ellos entienden que no siempre se puede ganar,
ella quiere ganar siempre, y no entiende que no se puede.
Aún así la vida
tiene muchas formas de enseñar,
lo que ninguna persona es capaz.

El orgullo jamás aprende a pedir perdón.
Ni ve justas todas y cada una de las quejas que se levantan en rebelión contra un régimen de imcomprensión mutua.

No, no se roba un regalo a un hijo.
Eso, fuera de todo argumento,
y contra casi todo pronóstico,
no se hace.

Es... ¿cómo decirlo?
de sentido común.

27 diciembre 2011

Cadena de recuerdos

Sé que no le conocí, y por tanto no puedo afirmar siquiera lo evidente,
pero probablemente
él también la quería muchísimo, aunque a veces gritase,
y la vio crecer entre las flores como la mejor de todas,
y seguro tuvo una vida difícil porque es lo que tienen las vidas,
pero supo salir adelante y sacarla del barro,
y darle lo mejor que supo,
seguro,
que ahora detrás de todas las veces que se enfadó con él pondría una sonrisa, un abrazo, algo...
Sé que no iba en serio pequeña, o quizá sí, pero no era tan importante en el fondo,
seguro él también pidió perdón en su momento, en silencio,
seguro también echó de menos tus brazos rodeando su cuello.

No le conocí, y no se ni si lo merezco, a punto estuve de verle una vez, y no, joder
ni sé cómo es,
y aun así veo que algo en tu dirección, muy a lo lejos se cae a pedazos,
veo ese castillo de serias convicciones lógicas desmoronarse bajo una tormenta de esas tan negras,
a mi también me tocará, y aunque quizá no te consuela,
aquí estamos aún unos pocos, para ti,
para hacerte sentir menos sola en este corto viaje,
para ayudarte a pagar el peaje por las lágrimas,
y a aguantar el dolor de las puñaladas,
para tirar hacia arriba de tus comisuras, hasta que, falta de prisa, algún día
vuelvas a aprender
a cerrar los ojos
cundo sonrías.

03 octubre 2011

Manual de viaje (Parte I)

Hacía como media hora desde que las habíamos tomado, cuando empecé a notar los primeros efectos de esas piedrecitas filosofales. La primera oleada llega de golpe, sin previo aviso, se siente como si hubiese explotado una bomba de adrenalina dentro de uno, que recorre el estómago, los brazos y las piernas, entumeciéndolos. El cerebro parece hincharse por un momento como un globo, y notas pequeños fríos y calores por distintas partes del cuerpo. La percepción comienza a embotarse, los rojos se vuelven más rojos, los azules más azules. El corazón se pone a mil, y la angustia hace acto de presencia. Es una sensación que fácilmente podría confundirse con un ataque de nervios, como si de repente percibieses que algo falla, no sabes qué exactamente, pero algo falla, las formas están empezando a actuar extrañamente cuando no las miras directamente. puede parecer desagradable al principio, y para alguien tan susceptible como yo, esa sensación es un infierno.

Siempre tengo miedo al sufrir una taquicardia. intento parecer tranquilo sentado en el sofá, donde Mr. Rocket, J.M., y la chica de verde aún esperan oír en su cerebro el Bang de salida, que dará rienda suelta a la más extravagante de las locuras. Según ellos no ocurre nada aún, con lo cual no sé si todas estas sensaciones corresponden a lo que había ingerido, o por el contrario era una reacción psicológica, un efecto placebo autoinducido. No me gusta, ellos están riéndose mirando vídeos en Youtube, y yo no puedo parar de pensar en la bomba de relojería que va cada vez más rápido en mi pecho. Al rato alguien dice: vámonos. Y nos vamos.

La calle era un lugar tan extraño, de todos lados llegaban haces de luz directos a mis ojos, como si no hubiese otro lugar al que caer. Soles por todas partes, reflejándose en todas las ventanas. Qué más da dónde vayamos. Aquí sólo se escucha un ritmo trepidante de latir en el pecho. Mr. Rocket hace muchas tonterías, pero no se si será por el ciego o porque él es así en realidad. yo le sigo el rollo y me doy cuenta de que cada vez voy flipándolo más. Alguien dice: Mira esas caras. Y yo las miro, y no hay dos iguales, lo juro, no hay una menos interesante que otra.

Por entonces caminábamos a través de Canalejas, rumbo a Jesuitas, o eso creo. Me convencí de que sí cuando ya habíamos cruzado el arco que presagiaba el césped, y J.M. no hacía más que preguntar si nos había subido esa mierda, Mr. Rocket sólo suspiraba, y la chica de verde quería llegar a la fuente. ¿Dónde estaba la fuente? Yo en mis adentros elucubraba que todos teníamos como destino llegar a un chorro de agua donde apaciguar la temible sed que nos invadía la garganta, pero "La Fuente" resultó ser sólo un lugar donde habíamos quedado con unos amigos italianos. Lo habían mencionado, pero apenas lo recordaba. Apenas recordaba nada, y daba igual, aquel lugar era tan verde, tan natural, tan poco humano, tan de mundo que lo que menos importaba eran los recuerdos. Y el corazón latía...

Tú no lo sabes, pero

Tú no lo sabes, pero,
tienes a toda una corte de corazones a tus pies,
que con un giro de cabeza, siembras en el aire puntos suspensivos,
y hasta las gotas de lluvia que se descuelgan de la cornisa sonríen sin miedo a la muerte
cuando sacas a pasear tu sonrisa,
y no lo sabes,
pero bajo este cielo de otoño no soy el único que te echa de menos,
no soy el único roto por tus desplantes,
ni el único envenenado de amor por tus besos.

Tú no lo sabes, pero,
mañana cuando regreses conmigo, te esperan las flores que luchan por no marchitarse sin verte,
te esperan los sueños que no tuve sin ti.

Tú no lo sabes, pero,
ese valor que tienes para decidir no gustarte, se ríe de ti a tus espaldas, se siente desperdiciado,
y esa belleza que nada tiene que envidiar a las estrellas se siente halagada por tu modestia pero,
sabe que es mentira, no te disfraces,
hay chicas que te miran y dicen:

"Ella,
quisiera ser la mitad de bella..."

Y tu no lo sabes, pero, es cuando estoy a tu lado
tan cerca de la poesía,
cuando de verdad me puedo sentir poeta.

01 octubre 2011

Wish you were here

Ella y su infancia que no termina de disolverse,
sus besos carentes de significado, y los otros en los que pone su alma,
sus petos vaqueros, y sus ojos,
sobre todo sus ojos,
las palabras de consuelo que se repite, apenas suyas,
sus pósters sustituyendo las banderas en cuales nunca consiguió creer,
sus tonterías y sus ganas de abrir a las dos de la mañana las heladerías,
su batería, desmontada,
sus maletas a medias,
sus recuerdos de pared,
sus pequeñas anclitas a las que se encadena tres veces al día,
todas esas cosas que no recuerda,
y todas esas cosas que no quiere recordar,
ella y su vida,
ella y su familia,
ella y su corazón gigantesco y frágil a la vez,
ella y su forma de hacer el tonto ante la gente nueva,
ella y su amor por las cosas pequeñas,
ella y su inconsciencia, y sus callejones sin salida y sus ganas y su crema de calabacín y su infinita confianza inmerecida y las estrellas...
ella y sus heridas y sus pocas ganas de cerrarlas y sus cagadas de cada día que restan importancia a su sonrisa...
su sonrisa...
su sonrisa...
que a la vez gana importancia con cada lágrima.


Él y su saco de incongruencias,
sus manías y sus frustraciones,
su ironía de vida, su miedo infundado,
sus cositas, que no son mierda, son cositas,
sus besos que significan más de lo que jamás sabrá explicar,
su colcha hortera y sus labios, sobre todo sus labios,
la ansiedad que no consigue nunca frenar,
la música que nadie le enseñó,
su tiradez y esa capacidad de no salir de la cama en todo el día
su guitarra desafiada,
su habitación patas arriba,
sus recuerdos de cajón,
sus cervezas,
todas esas cosas que aun recuerda,
todas esas cosas que no quiere recordar,
él y su vida,
él y sus amigos,
él y su corazón de trapo usado,
él y su bordería ante los desconocidos
el y su amor por las cosas bonitas,
él y su tristeza, y sus ganas de mandar todo a la mierda, y su mejor me callo y el arroz de carne y sus sospechas malditas y el atardecer...
él y sus cicatrices y su globo de amor que poco a poco se desinfla a golpe de mentiras...
su globo de amor...
su globo de amor...
que parece explotar, cuando sus miradas se juntan.

"Cut me in quadrants, leave me in the corner,
Now it's passing..." ~Antony & the Johnsons

15 septiembre 2011

Cuervos

Cuán cansado es labrar un campo, de tierras duras y hierbas secas,
qué cansado regarlo bajo el sol abrasador,
respirar polvo y llorar sudor,
caminar descalzo las piedras de un lugar que se resiste a brotar.

Cuán cansada la vida del labriego, paciente, curtido,
de piel de cuero y corazón solitario,
qué cansada la rutina de arrancar maleza con las manos desnudas
y la espalda rota,
y peinar la tierra cada día, y que el viento,
indomable,
eche a volar la arena,
y a perder la futura cosecha.

En un descanso, sentado en la piedra, miro a los ojos a los cuervos,
que esperan, y esperan,
a que los cierre y caiga de bruces,
cansado, tan cansado,
y esperan, con sus afiladas garras hundidas en la madera,
sus picos amenazantes,
sus risas de graznidos haciendo eco en la inmensidad,
y esperan,
a que muerda la tierra por fín,
con sus alas huecas,
y sus plumas negras.

12 agosto 2011

Rayuela (Julio Cortázar)

"De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque la aman, yo creo que es al vesre. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto."

~Julio Cortázar

09 agosto 2011

Fragmento de papel en el suelo...

A Pizco no le gustaban las cosas difíciles, y sin embargo, seguía pidiéndole que le contase aquellos cuentos tan raros. Algunas noches, recordándolos, tardaba en dormirse y se sentía muy intranquilo. ¿Se escaparía un día Sorpresa de verdad y le dejaría solo para ir al encuentro de aquella gente distinta? Claro que no podía, porque era muy pequeña. Pero ¿y si crecía de pronto, de tanto entender las cosas difíciles?

05 agosto 2011

Similitud y diferencia

Déjame explicarte. Tu amas en silencio desde donde estás, sin hacer ruido, inconscientemente, altruistamente amas, como ausente de buzón y sobrante de mensajeros, mandas tu amor a trombazos y lo que recibes lo dejas amontonado en un rincón, amas con un amor de niños columpiandose y no te preocupas, sólo tienes fé, crees en algo y es tan fuerte que aunque te estrelles eres capaz de continuar y amas de forma inmadura y alocada, amas en una melodía improvisada y das saltos y botes sobre el amor y no sufres apenas la tenue fuerza de la gravedad, la realidad.

Sin embargo, me quieres ruidosamente, me piensas y me estimas en la ausencia, me recuerdas a mi y te recuerdas que yo, lo conviertes en razonamientos y me quieres para tí, quieres que sea tuyo porque yo quiera ser tuyo, quieres que te ame, y que te tenga, que no te deje, que esté contigo, con locura, con sinceridad me quieres, y lo llorarías todo...

En cambio yo, amo ruidosamente, pensándolo y teniendolo todo en cuenta, recuerdo y recuerdo y recuerdo y me revuelco en las posibilidades, lo razono todo y lo quiero todo para mi, amo casi egoístamente, sin piedad ni remordimiento amo, y escribo el amor en mil párrafos y lo leo y lo convierto en pequeñas fórmulas inacabadas con resultados inexactos, calculadamente amo, maniáticamente, lunaticamente amo.

Pero a pesar de ello, te quiero con unas alas que no tuve nunca, y quiero para ti ninguna barrera en el mundo, te quiero en silencio desde aquí, cara contra almohada, te quiero altruístamente enviándote cartas constantemente, y guardando tu amor en el cajon de mi mesita, te amo a ráfagas, como un niño en un parque, y tengo fe en ti, creo en ti, confío en ti... y me estrello, y continúo. Alocadamente te quiero, e improviso melodías en este amor, que no se deja vencer por ninguna fuerza, ni siquiera la fuerza de la gravedad, la propia realidad.

04 agosto 2011

Ilusiones a tientas

Es de aguantar de lo que trata esta vida, muchas veces
es tumbarse en el suelo con una calma de nuncas
mirar al cielo sin entornar apenas los ojos
ver a los sueños flotar azules a lo lejos
y cerrar lentamente las ventanas para dejar de ver,
dejar de ver
dejar de oir
dejar de oir
dejar de sentir
de sentir
de ser
ser...

Muchas veces esta vida está para dejarla pinchada con una chincheta en el tablón de las cosas por hacer,
es necesario olvidarse de ella en el rincón de la ropa sucia, o en el fondo de la mochila que usabas en la primaria, o sobre la maleta de tus mejores vacaciones, es necesario dejársela antes de iniciar el viaje, a veces, es necesario olvidarla
para acordarse de lo muy necesarios que son esos llantos y esas desesperanzas,
para verte de lejos llorando y frío abrazado a tus rodillas,
y sentirte cálido y tierno como si vieses a un niño,
para oirte gritar rabioso y hastiado en el peor infierno,
y sentirte sabio y calmado como si oyeses el viento.

Nadie se venda los ojos cuando la oscuridad se llena de fantasmas
la mayoría no queremos,
pero muchos, prefieren no mirar,
a no ver nada.

28 julio 2011

Aroma (Capítulo nº 8 de Eleffegro)

Habitación 6 (Pablo), 28 de Febrero de 2010, 18:01


Lo que hay:


Un suelo lleno de polvo y trozos de tabaco. Un cajón abierto, con cuadernos que sobresalen. Un calcetín perdido en un rincón bajo la cama. Una cama deshecha. Un escritorio. Un ordenador portátil cerrado sobre el escritorio. Un cenicero sobre el ordenador portátil. Un cigarro sobre el cenicero. Humo sobre el cigarro. Un armario cerrado. Una pila de ropa sucia en un rincón. Un aroma a discusión y a pérdida. Una lágrima en el suelo. Una ventana abierta. Una lámpara apagada. Un libro a medio leer. Un chico que no sabe lo que siente. Un móvil tirado en el suelo, roto. Un grito de un yonki de mierda avisando de qué se yo. Una foto de Irene. Un recuerdo de Irene. Otro. Una botella de agua vacía. Tristeza, mucha tristeza. Un espejo que refleja a un muchacho de dieciocho años, con la cabeza entre las manos, haciendo un ruido parecido al que hace una persona cuando llora.


Lo que no hay:


Irene.

26 julio 2011

La cima es el fondo (Comer comas VI)

Yo era un niño desdichado que tiempo atrás fue hombre y te topaste conmigo alli arriba siendo nadie y yo te vi y sentí que eras grande sentí tu amor radiante lloviendo sobre los astros tan lejanos y tenues llorando de estar solos y bajo la misma noche que te vi nacer de tus risas te regale esa mirada que no viste y que te besaba con la misma pasión con la que lo hice más tarde yo era una bala perdida de vida herido de amores hajado y roto por dentro hecho añicos cristales poeta sin musa y llegaste con todo tu mundo a la espalda y entré en el por la puerta grande porque nunca fuí muy discreto cuando se trata de calar en la gente era todo caída y me salvaste era todo abismo y me sacaste de ahí y no se como agradecerte la oportunidad de amar que me regalaste todo lo que puedo hacer es seguirte y sonreirte tenerte mientras te tenga disfrutarte y guardar cada fotografía de cada día en la mochila como un recuerdo imborrable como lo fueron todos los otros con todas las otras y ser el capitulo mas hermoso hasta el momento el climax de la historia lo mejor que me ha pasado tú mi banquete y suite de lujo para este tu perdido y olvidado vagabundo y ojala siga siendo así de bonito ojala siga siendo tan bonito el hecho de verte sonreir como cuando alzas tus bostezos sobre la mañana y nos arropas a ambos con un beso ojala nos queramos queriendonos sin compasión y sin piedad desgarrandonos los huesos hasta la fibra y queriendonos tanto queriendo llorar de emocion por estos dias sin gloria que tenemos que pasar y que pasaremos oh si pasaremos y nos veremos al final de esta cuesta riendonos del pasado volando como nos merecemos con las alas que nosotros mismos nos damos creer en posibles por una vez en la vida y por una vez en la vida no sentir que es en vano.

Paciencia

Tengo una vida sincera, tenemos, que no compartiremos con nadie que no sea nosotros, que no hará caso de flechas ni de ganchos, ni de llantos frustrados a la orilla del infierno, ya los pasamos, en serio, tuvimos que hacerlo para alcanzar el cielo y aún habiendo llegado nos vemos con las mochilas llenas de demonios, gritando, tirándonos del pelo. Pero siempre pudimos presumir de una paciencia de dioses capaces de soportar la carga mas pesada, de una constancia de escribas, de pintores, que no dejan atrás lo que no está perdido, y de una compasión de niños, que no merece ni la más mísera risa.

Seguimos arriba, en la cima, cada día más alto que el anterior, viendo detrás cómo nuestras pisadas se pierden en la lejanía, y un inmenso futuro aún por conquistar, un horizonte que nos sirve de guía, y caminar, caminar sobre los baches y las grietas, esquivar cada piedra, o comérnosla, pero aguantando, al fin y al cabo, porque nos tenemos y sin querer nos tuvimos y aunque no queramos nos tendremos.

Me limito a darle aliento de sonrisas para quitarle los fantasmas de la cara, consejos de amigo, recuerdos, juegos y preguntas, somos nómadas, pero caminamos juntos, independientes el uno al lado del otro, así que adios, fantasmas, adios, demonios, seguid luchando, y cansaos pronto.

24 julio 2011

Fantasmas en el horizonte


Cómo lidiar con la autocompasión que tanto odio, si de tí sólo tengo las palabras que eliges mostrarme tras este muro de kilómetros, si amas a los cuervos que pretenden sacarte los ojos y yo me muero de impotencia en mi asiento, viendo como te precipitas a la masacre y sin embargo no estar condenado sino a verlo, ver como poco a poco creo sentirte desaparecer en las manos de otro, y necesitar quizá mentiras para mantener viva la esperanza, mentiras, las temo más que a la verdad. Sólo te pido que escuches el frío susurro de viento que mis huracanes te hacen llegar, y que no me vendas cegueras felices, ni ignorancias ni utopías, ni maldita sea máscaras que maquillen la crudeza de la realidad, que no me pierdas creyendo tenerme, que me abandones si no me quieres, que me abandones si le deseas, que me abandones a la poesía si de poesía te nutres y vacías mi alma con ilusiones que se romperán algún día, si la melancolía me puede y me deja la garganta fría, agarrotados los dedos y en un puño el corazón, mi cabeza dolía de pensarte loca de risas en boca de aquel que te ama y a quien a pesar de todo nutres de alas y palabras que ni siquiera tú sabes corregir, abandoname a la poesía si ves que es tarde y el baile termina, y se apagan las luces y te quedas sin mí, si no me imaginas en tus mejores besos, abandóname, si no es a mí a quien buscas cuando la miseria se orina sobre tí, abandóname si dejo de ser la raíz de tu dicha, y sólo soy un obstáculo a quien creiste tomar por ayuda, sin escrupulos, sin rencores, pequeña, abandóname si la guerra es dura y luchamos en bandos contrarios, a la poesía de este poeta que sonríe a los astros que no le sonríen, de este poeta que llora besando y rie de tristeza, y pinta retratos de lágrimas con gotas de lluvia, y se va con lo puesto, qué se yo a cazar tus fantasmas y vuelve aterrorizado y muerto de miedo a la cama, y sólo pronuncia tu nombre, que quizá ya no sea tan mío, y me convierta en algo tan poco tuyo que ahora sea tan yo mismo, y a la vez tan de nadie.
A veces creo no poder seguir con el corazón de una pieza, cuando sé que le das munición a quien pretende matarme, otras cierro los ojos y espero esa explosión y ese cálido atravesar de bala en mi pecho, y otras sólo me abro por dentro y no puedo mas que sonreir al ver que puedes ser feliz, con o sin mí.

06 julio 2011

Metamorfosis

Tenia en el pecho aleteos de pájaros en contra del viento,
y nidos de ideas en su cabeza
y alas de cisne para irse lejos sin moverse de aquí,
y tenía miedo también,
y manías de lunes,
y costumbres de almohada,
tenía también la nevera llena y vacío el corazón,
y una sonrisa cogiendo polvo en el armario
un vestidito precioso de pijama,
y una garrafa de llantos junto a la mesita.

Era bonita, muy bonita, y estaba rota,
y quise darle, no se si lo conseguí, ya veremos,
pero quise darle
un soplido de vida dentro de sus pulmones, viento a favor,
unas manos con las que proteger ese nido,
un cielo azul sin tormentas para sus vuelos internos,
un chiste,
quise darle besos de mañana,
risas de cama,
vaciar su nevera
y llenar su corazón,
quise limpiar su sonrisa y verla relucir al sol,
meter el vestidito en el armario, dormir desnudos,
y gritar felicidad con las mejillas,
mientras que
sin darnos cuenta,
la garrafa de llantos se vierte sobre el parqué.

05 julio 2011

Esper-arte

Tengo una piel, una sola piel para soportar lo que venga,
y esperar, tengo que esperar, porque el que no espera se resigna,
y el que se resigna está muerto,
o eso decía hace tiempo...

Esperar que haya alguien, quien sea, a través de todos estos kilómetros de miradas,
de todos estos días de viaje sin rumbo fijo, sin boceto previo,
de todo este cúmulo de improvisaciones, de chapuceras soluciones que nada pueden reparar
unas lágrimas ya vertidas,
un corte en la mejilla.

Ojala pudiera hablarte con mis ojos como lo hacíamos,
sería más sencillo, y más bonito caminar,
sabiendo que nos queda aún otro idioma por explorar
con el que expresar inseguridades de forma sutil,
y sonreír y decir:
"A ver, cuéntame..."
escuchar,
y fundirse con la comprensión, en un abrazo.

Ojala tuviese más fuerza, lo juro, para protegerte de mis monstruos,
alguna vez se me escapará alguno, nunca fui hombre de muros,
pero sí de escudos,
y prometo que me defenderé, incluso de los tuyos.

Camino con la espera colgada de mi mano como una niña malcriada a la que no hay más remedio que soportar,
aburrido de fijar detalles en sus sitios, de alicatar enfados,
aburrido de intentar coordinar mis carencias con mis necesidades,
tan aburrido...
que me resigno, a veces...
y entonces, me muero.

22 mayo 2011

Personal (Comer comas V)

Desde que caminé descalzo los senderos de tierra de paisajes cielos eternos despejados y pocas nubes cubriendo deseos viniendo desde allí lo más lejos de donde vienen los sonidos de piano y el simple punteo pero a la vez punzante que rasga el corazón como si fuese tiza y todos los colores son escasos en esta dimensión a prueba de humanos tan pura y sincera como al principio esta idea eterna a la que solo la música le hace justicia un rasgueo una nota cualquiera seguida de otra que se arrodille ante la primera y así sucesivamente un patrón definido pero inconstante algo nunca conocido pero relevante y el espíritu de la verdad escondido pero alegre de que alguien le busque a él y no a la mentira agonizante en el centro de las plazas aglomerándose para hacerse saber únicos sólo un puñado de grumos que quieren ser parte de una historia que no les tendrá en cuenta me lloro y me río conociéndoles por dentro sin saber qué fue de sus vidas si es que fueron vidas y no cuentos muertos antes de nacer ya eran únicos y de tan únicos poco apoyados les tocara llorar su queja dentro de su burbuja y creerse revolución donde sólo fueron bache y no saben que el cambio no es cosa de uno sino de ellos no pretenden vivir sino que otros vivan sin saber que la vida es de uno y no del resto creyéndose héroes por salvarles y siendo en realidad estúpidos comprasueños suicidas morales kamikazes sociales y marionetas políticas no esta en sus manos nada más que su felicidad y la venden a cambio de nada de un pequeño estornudo en el discurso de mil lenguas de serpiente mejor dedicaos a ser felices con lo que os dejan tener y entenderéis que vuestra vida valió la pena cuando vayáis a morir y lo hayáis probado absolutamente todo en vez de llorar porque otros decidieron mentiros escuchad escuchad escuchad y solo hablad cuando tengáis razón no cuando creáis tenerla.

26 abril 2011

Acates de pánico

Pienso que al mundo le faltan caricias a veces, y abrazos, y que a muchos de sus hijos jamás les han querido lo suficiente, y me encuentro que soy tan novato como siempre, pero un poco más confiado, historias del pasado me advierten de posibles errores presentes, confiar demasiado, todo el mundo miente, y es cierto: Todos tenemos secretos, todos sabemos algo que sólo nosotros sabemos, todos ocultamos, a veces mereciendo dolernos por ello, y otras con tanta inocencia que no necesitamos pedir perdón para tenerlo. Pero es triste, me refiero, no ser capaz de de brillar del todo, estar condenado a ocultar siempre una parte por miedo, o por antojo, conveniencia, quién sabe, cada uno a su pedo.

Ya ha pasado antes, y me ha pasado antes, vivir en una burbuja de ignorancia, siendo continuamente consolado por falsas verdades, u ocultas, o mentiras piadosas, y he aprendido a buscar la desconfianza donde no la hay sólo para explotarla, la burbuja, sólo por el puro placer de entender el porqué del engaño, no hay enfado, no hay odio, ira o violencia. Sólo una profunda y arrollante decepción, la decepción de haberte vendado los ojos para ser guiado, y de que no te avisen del escalón, teniendo por ciencia cierta que los proveedores de dicha confianza traidora piensan en mí como en un frágil accesorio más que como en una persona. 

Eso... duele.

Pero nunca fui de esos rebeldes de rifle en mano que luchan por sus sueños hasta la muerte, mi madurez está compuesta de sueños rotos y de esperanzas perdidas, se forjó a base ideales abandonados y llantos desconsolados, he aprendido a renegar de los deseos y a abandonar las oportunidades, y soy fuerte en ello, en decir que no a las utopías, y en no creerme la mitad de lo que pienso. Sé dejar a un lado una causa perdida, y quién sabe si lo haré llegado el caso.

Pido perdón si en éste monologo se imaginan mi voz vacía, lejana, triste, o rota, es sólo que soy humano, y como humano del montón, a veces siento que la confianza me ciega, que no veo el próximo paso, y tengo miedo de que éste sea un adiós.

Lo siento.

22 abril 2011

Vayámonos al invierno

Parece que fue ayer cuando no teníamos entre nosotros ni el respeto, en aquella cola de la matrícula en la facultad de bellas artes, ella no lo sabe,
se lo dije,
pero no lo sabe,
que empezó a colarse en mis sueños justo ahí,
con su cabreo de mil demonios lanzándome gritos mudos incluso a mí,
un desconocido,
que se ríe por dentro de su mirada de odio infantil,
y de reojo le manda ternura vía indirecta,
ni la capta,
pero da igual,
echaré tierra,
no sea que me vaya a enamorar.

Me pregunté si al menos coincidiríamos en una clase,
para poderla ver hacer peripecias con el lenguaje,
para llegar quizá a ser su amigo,
para poder decirle vayámonos al invierno, maldita sea,
para hacerla reír, o llorar de alegría,
para hablar de algo, para compartir un litro,
para salir de fiesta o algo, qué se yo,
de primeras personas está el mundo lleno,
y de deseos sin cumplir también, pero bueno,
sólo queda esperar,
y esperar,
y esperé,
y no llegaba,
y casi,
no llegó a ocurrir, pero casi,
(ya os lo contaré otro día)
casi la olvidé.

Allí fuera hay alguien

Cómo no hacer caso a la distancia, cuando hay todo un paraíso esperándome al final de la carretera,
invitándome a caminar a su lado descalzos por ésta arena de mil relojes,
porque nunca nos importó el tiempo,
ni enamorarnos en una semana,
sabemos que las manecillas son como agujas,
y señalan,
y acusan,
así que aprendimos a dejar de mirarlas, y si lo hacemos,
que solo sea para ver la hora, para quedarnos con el momento.

Entonces nos abrazamos un poco con la paciencia de los sabios, con la prisa de los novatos,
y acariciamos nuestros costados, tumbados,
mirándonos,
viendo a través de los ojos del otro todo un nuevo mundo de pasiones y escándalos,
pisando firmemente suelo ajeno, sin miedo, perdiéndolo a cada segundo, no echándolo de menos,
con una cuerda atada a la cintura por si nos perdemos,
saber recuperar el rumbo,
poder caminar el cuerpo del otro con los dedos, con total libertad,
poder palpar su universo en su pupila, acariciarlo con la mirada,
andar por la hierba,
sobre una cama,
y sonreír porque nos gusta el tacto del pasto de nuestras ideas,
sonreír de felicidad sincera, encontrarnos ahí dentro,
en el etéreo de compartir nuestra mente, y nuestro cuerpo,

y cortar estas cuerdas,

y dejarnos llevar...

13 abril 2011

Bosquejo nº 3 sobre una sonrisa: Una de dos


Estoy seguro de que el cielo susurra tu nombre cada mañana,
cuando abro mi ventana dejándole un poco de aire a mi vida,
alguna vez te oí entrar escondida entre las hebras de la brisa,
noté tu mano acariciando mi cuello, tan suavemente,
quizá era el viento,
pero sonreí como si allí estuvieras,
como si fueses ese trago de aliento en el más cómodo de los bostezos,
llenando de vida mi alma, y mi cuerpo,
y tu voz,
quisiera tenerla como despertador,
esa voz que pareciera salir de la mismisima boca de la ternura,
inconfundible y a la vez nueva cada vez,
quisiera que fuese mi himno de orgullo,
mi banda sonora,
dios mio,
a veces te juro que mataría por ella,
con la misma piedad con la que ella me mata de amor.

Y qué será de nosotros, me pregunto, a las puertas de esos siete días que serán eternos sin tus besos,
qué será, pequeña, quizá te des cuenta, no sé,
de que no merece la pena seguir renovando la esperanza,
ya sea por éste lado de libertades y risas,
ya sea por ése otro de recuerdos y años,
quizá te des cuenta y decidas, quizá...

Y quizá, puestos a elegir, no me elijas.

De ser así...
De ser así acepta la última sonrisa de amor que me dibujes en la cara,
guárdala porque te la mereces, es mi regalo,
atesórala porque es tuya y tú eres su autora,
no la olvides, aunque mis ojos se tornen de piedra y mis labios mueran en una triste mueca,
no la olvides, aunque me veas llorar hacia dentro en llantos inconsolables que negaré que existan,
no la olvides, aunque deje de acariciar tu piel con el corazón puesto en la punta de mis dedos,
no la olvides, por favor, aunque quiera huir del mundo y no te deje sujetarme,
no la olvides, aunque te sientas traicionada por mi alegría,
no lo hagas, aunque ello te lleve la vida...

Yo recordaré, como hago siempre,
sabes que no soy de los que esconden sus recuerdos,
pero no sabes que a veces soy yo quien se esconde de ellos,
y habrá veces que me veas con más miedo que sangre en el cuerpo,
y habrá veces que grite en silencio y no puedas evitar taparte los oídos,
y será bonito, pero no en ese momento...

A veces, tengo miedo de qué decidas.

Sólo te pido que si lo haces,
tomes el camino que tomes,
de ninguna manera te sientas culpable.

Lo sabes, te siento,
y clavo ese poste en el suelo,
con la esperanza de que resista de pié,
durante toda ésta semana de huracanes y vientos.

10 abril 2011

19

Quizá siga comiéndome años hasta que mi corazón se aburra de latir, no sé cuánto demorará hasta entonces, ni a qué olerá el aire que respire con mi ultimo aliento, ni siquiera sé en quién demonios pensaré mientras me apague, ni si recordaré el color de sus ojos, ni lo que me prometí hace años, ¿Lo aceptaré? ¿Me resistiré? 

Quién sabe...

De momento todo lo que puedo hacer es aprender a perdonar ciertas cosas, y a pedir perdón por otras, agradecer el viaje, pagar el billete, sentarme de cara al amanecer, y esperar sin esperar nada.

05 abril 2011

Bosquejo nº 2 sobre una sonrisa: Ser felices

"Supongo que tendría que aprender a distinguir entre las cosas que todavía no tengo,
y las que no tendré jamás."

~Escandar Algeet


Nos regalamos noches, somos así de duros, seres de hierro que disfrutan rompiendo sus muros, déjanos correr por la hierba un día más cada día, danos la fuerza y las ganas, 
quien quiera que seas, diablo destino.


Nos vi sonreír tan sinceramente que supe que eso era ser feliz, arropados por nuestros propios brazos, y pidiéndonos a gritos un beso,
a veces pareciera sentirme como que podría dejar de sentirte,
cuando nos encerramos en nuestra condena de letras, de noche,
cuando podría recordar cada uno de los pasos que diste en falso a propósito, en esta habitación,
cuando me huelo la gran cantidad de días eternos en los que intuyo nos perderemos.


Eso era ser feliz, estar allí y en ese momento, cada uno con el otro, grabándonos una mirada eterna en los ojos,
que pareciera durar un segundo. 
Estoy seguro de que cualquiera que se pase por ese rincón del mundo podrá oír aún los restos de los susurros que jamás nos dijimos al oído
quizá despues de un tiempo, quién sabe, regresen al olvido,
quizá no.


A veces quisiera saber qué forjamos,
qué rompemos, 
qué cambiamos,
y poder empuñar con seguridad el martillo, 
y saber dónde golpear cada vez, y con qué fuerza,
darnos tiempo a enfriarnos, o hundirnos de nuevo en las brasas,
ser herreros de noches en vela y sentimientos prohibidos,
enorgullecernos de lo que tuvimos o sigamos teniendo, o vayamos a tener o perdamos, 
o ya perdimos.


A veces quisiera saberlo,
pero otras, 
solo quisiese que tu vientre masajease mis yemas así,
pasivamente,
que tus labios me apresasen de nuevo, tan capaces como siempre,
quizá ahora más que nunca,
abrazarnos sin tiempo y sin prisa,
sin miedo,
con toda una historia aguardándonos más allá de esa puerta,
cruzarla, con nuestra fuerza de escudo,
y nuestro fondo de risas.


La mayoría del tiempo que no me ves, me hundo, 
no sé si finjo que ser felices es cosa de dos, o de ninguno.

03 abril 2011

Bosquejo nº 1 sobre una sonrisa: Amor bizarro

"Se besaron en una esquina del universo 

y luego se dieron la mano 

para bajar del abismo a la realidad."


~Escandar Algeet



Dicen que los principios siempre son hermosos, y que los finales suelen ser horribles, pero temo que debo tener algo mal por dentro porque mis comienzos siempre han sido caóticos y confusos, y mis finales siempre los he encontrado, por qué no decirlo, hermosos. Hermosos dentro de ese contexto de tristeza y recuerdo que forman un bucle realmente agotador, tanto para la mente como para el corazón. Tan hermosos, con todas las lágrimas que conlleva, que si los miro un poco con perspectiva puedo incluso dirigirme una sonrisa de compasión y nostalgia, un "fue bonito", un par de ojalases, y utópicas e infinitas ganas de volver.

Ahora, lo que es ahora, puedo mirar a mi espalda y observar nuestro principio, puedo vernos reír cada payasada con todo el cuerpo, puedo recordar nuestro primer cruce de miradas y la primera vez que me negué de ti, y la primera vez que no lo hice, la primera vez que te deseé tanto que se me astillaron las costillas de luchar contra mi corazón. Puedo oler de nuevo tu pelo por primera vez sin que apenas te des cuenta y apreciar en el recuerdo la melodía de tu risa haciendo eco a través del tiempo, y reírme aún contigo aunque no estés aquí, puedo ver que no ha ni dos meses ya eramos dos bombas de relojería activadas y listas, y me gusta recordar con detalle cada hebra de esa mecha consumiéndose lenta pero inexorablemente con el único objetivo de explotar. Y explotó. Vaya que si explotó. Explotó dejándonos desnudos ante un futuro cargado de poesía, explotó y nos pilló abrazados una noche cualquiera, medio jugando medio no, y me pediste que te regalase un recuerdo eterno, y ahí estuvo a la vez el acierto, y el error, y el beso. 

Ahora mismo me aferro a la ultima imagen que poseo de ti, saliendo por esta mierda de puerta que anuncia más de lo que oculta, con esos tristes ojos grises evitando mirarme, para no sentir compasión, ni pena, para huir de un último beso más, no hacer más dura la guerra, y sólo irse, sin arrepentimiento, sin dudas, sin una última canción. Y sé que no te he perdido, lo sé, pero éste sentimiento se parece tanto, me muerdo las uñas de incertidumbre acariciando mi nudo del estómago y lo que no sé es si continuamos en el principio, en nuestro caótico y hermoso principio, o en el final, también caótico, y supongo que, con el tiempo, hermoso.

Y no hace unas horas que te dejé marchar, pero sólo de imaginarte no volviendo a entrar por esta puerta, ya te estoy echando (ni te imaginas cuánto) de menos.


28 marzo 2011

Sin cero

He ido peor otras veces, destino, créeme, confía lo suficiente en mi 
como para dejarme volver sólo esta noche, o con ella,
déjame ser susurrado por el eterno silencio de una calle vacía,
déjame dar un paseo tranquilo, pensar, dame música, quiero...

Quiero demasiado, siempre lo supe, siempre buscando lo que nunca encuentro,
quiero una melodía suave y repetitiva, que empiece en la menor,
quiero un puñado de palabras que poder recitarme así en bajo para sentir como que me entiendo,
quiero sus labios, tenerlos cerca, poder siquiera rozarlos con mis pensamientos.

Ver su risa revuelta danzar por encima de las mas bellas melodías y pensar,
maldita sea pensar que no necesito más mundo que las cuatro paredes que nos mantienen juntos,
juntar las manos como abriéndonos las fronteras y saber,
saber que nunca dos universos habían estado tan cerca.

Sorprendernos por un momento de esos gestos, pero no dar el brazo a torcer,
los años nos enseñaron a disfrutar de lo que no es nuestro,
y tenemos una piel curtida a base de besos a prueba de agujas,
y una cara de buenos que se nos quita cuando nadie nos ve.

Notar su pulso en mi pecho y poseer ambos dos corazones,
a cada rato temer preguntarnos,
tragarnos las exclamaciones y los suspiros,
y pretender que somos felices dejándonos ir...

A veces pensar en amarla, y sonreír.

26 marzo 2011

Cuento (Ray Loriga)


"Conocí a un chico que era alérgico al polen y al polvo y al serrín y al humo provocado por la combustión de carburantes y a las ensaladas y a los gatos y a las ballenas y a las fibras sintéticas y a uno de cada dos medicamentos. Era uno de esos chicos que no hablan con nadie. Parecía uno de los que viven en campanas de cristal, pero era alérgico a las campanas de cristal, así que tenía que enfrentarse a todas sus alergias. Llevaba sus alergias encima como un viajante de comercio lleva sus maletas. Demostró legalmente que era alérgico a sus padres, así que sus padres tuvieron que darle una pensión vitalicia sin disfrutar a cambio del consuelo de agujerear sus zapatos con sus propias desgracias, además él ni siquiera llevaba zapatos porque era alérgico a la piel y al caucho. Le hicieron unos zapatos de madera pero a él le pareció que era como andar con dos ataúdes chiquititos en los pies, así que los tiró por la ventana. Una chica que pasaba por la calle recogió los zapatos, y como nunca había visto unos zapatos tan raros subió a ver de quién eran. El chico abrió la puerta y la chica entró, los dos se miraron un rato, y los dos eran guapos, y los dos llevaban solos demasiado tiempo, así que se abrazaron un poco a ver qué pasaba y resultó que la chica iba vestida con fibras sintéticas y tenía ojos de gato, y estaba gorda como una ballena y tenía polen en el pelo y serrín en el cerebro y antibióticos en los dedos y ensaladas en la falda y un motor de explosión que le ayudaba a subir las escaleras. El chico se murió con una estúpida y gigante sonrisa de felicidad en la cara.
Cuando me desperté estaba seguro que podía aprender algo de ese sueño pero no sabía qué coño podía ser."
~Ray Loriga

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Hace mucho leí este cuento en el tablón de tuenti de un amigo, y me encantó, así que me informé de si era suyo o no, y si no lo era de quien fuese, y después de un tiempo decidí ponerlo por aquí, para quien quiera compartir la inocente y ligeramente triste risa que me provocó su lectura, y también para tenerlo más a mano, cada vez que quiera leerlo.

25 marzo 2011

Tomémonos algo nuestro

'Tomémonos algo nuestro',
le digo a sus ojos sin mover los labios, y arquea una ceja,
sé que sabe de lo que hablo pero no le gusta jugar a las indirectas,
y me paga con la misma moneda, no diciéndome 'bésame ahora, o haz callar a esa lengua',
acaso lo piensa...

Veo como acorta su mecha a propósito y no de cada abrazo perdido,
que será pedido en su momento con o sin ojos de cordero,
y con o sin lágrimas nos abrazaremos en la noche, como escondiéndonos,
bajo las sábanas, 
con o sin ropa,
acaso importe,
acaso hoy explote...

Quisiera oír de su boca lo que sé que piensa,
para dejar de llamarme estúpido cada vez que la miro a los ojos,
me sirvo de excusas entre signos de interrogación, para acercarme,
y abra su boca o no, responde,
"Cuando es un libro abierto que quiere cerrarse,
y de torpe vergüenza no puede.".

Me pide un par de palabras poesía, 
y las tiene,
y aunque sabe que apenas la veo, también sabe que sé 
que se gira unos grados hacia abajo,
y hunde su cara en la almohada, sonriendo y colorada,
con esta timidez y vergüenza que simplemente se nota.

Y ojalá, le digo, las promesas que nos hicimos,
nos sigan prometiendo, y no promintiendo,
y podamos reírnos de nuestras tonterías,
descubriéndonos nuevas cosquillas,
y revolviéndonos el pelo,
tanto en el cielo de una cama,
como en un infierno de celos.

20 marzo 2011

Atardecer en un zapato

El bodegón era sencillo. La tela de fondo era roja, pero roja más bien tirando a granate, roja oscura, casi como la sangre, pero más apacible, más suave, parecía típica tela que envuelve una amplia y pornográfica cama, con su respectiva dama llena de lujuria invitándote a navegarla, con palabras de deseo que nada tienen que ver con el amor, una trampa para inocentes, un juego para veteranos, sí, de esa clase de rojo hablo. 

Sobre una mesa se situaba el jarrón blanco sin flores, el de las bandas azules en el cuello, sí, el de el asa de perfil, sí, con su tacto frágil e inocente, en contraste con la tela de fondo, sin arrugas, pero con esas sugerentes curvas, a veces tan difíciles de copiar aunque a la vista resulten tan sencillas, está mirando ligeramente hacia la izquierda, sin querer mirarte a la cara, ese jarrón blanco engañoso, cuya piel repleta de sombras y reflejos es todo un laberinto de tonalidades y brillos imposible de superar, largos días pasaras descifrando el misterio del blanco, que no es más que blanco, pero un blanco que refleja todo un mundo ajeno al bodegón, que te lo muestra tan distorsionado que parece burlarse de ti, y para colmo tienes, debes pintarlo. 

A su derecha la clásica botella de vino verde vidrio, vacía, para no variar, y sin etiqueta ninguna, odiando por siempre la publicidad, medio ebria todavía, sólo mirándola puedes percibir un ligero olor a tinto rancio, a resaca. Dentro de ésta se encuentra una rama seca ya, de la que brotan un par de hojas, también secas, caídas, muertas, borrachas quizá. Un divertido pensamiento cruza por mi mente, y pienso que quizá sea esa rama quien se haya bebido la botella. Tampoco es una idea tan descabellada.

Delante de la botella, un poco más hacia la derecha, está la mazorca, una mazorca a lo Van Gogh, tan amarilla como él, desafiando toda realidad con sus desérticos tonos, y su nostalgia, se echa de menos un azul a su lado, un cielo de pájaros negros, un puñado de trigo, un girasol, mimbre, o algo así. Muy familiar, muy rural, enamoraría a cualquier anciano.

El zapato. El zapato delante del jarrón. El zapato de cuero delante del jarrón, a la izquierda de la mazorca. El zapato de niño de hace décadas. Un zapato de cuéntame. Un zapato de cuero de cuéntame, de niño guerra civil, un zapato de franquismo. Ese zapato marrón oscuro, gastado, viejo. Un objeto en el que la juventud y la vejez se fusionan, dando lugar a un sentimiento de nostalgia que no nos pertenece, como si comprendiésemos una pesada vida que no fue la nuestra, un mudo zapato que cuenta mil historias. Es marrón oscuro, no lo olvides, de cuero, de hace décadas, y está delante del jarrón. Mirando a la derecha, no con otra intención de que veas las cicatrices de su costado, dónde se esconden sus cordones, esas costuras aún firmes, esas lágrimas de barro aún en el borde de una gastada suela de goma.

Y el atardecer, o mejor dicho, la manzana, dentro, en la boca del zapato. Lo que pasa es que en el cuadro de ésta mujer la manzana aún no está terminada. En el cuadro de ésta mujer es lo único que falta, aunque me inclino a pensar que la imagen de por sí ya es preciosa. Esa manzana inacabada que parece una ventana hacia un atardecer. Manzana sin sombras degradada del rojo al amarillo, un círculo conceptual puesto sobre la realista pintura, un agujero en el cuadro, que se asoma al atardecer. Atardecer en el que faltan las sombras negras de los pájaros que vuelan hacia el sol, atardecer en el que faltan las colinas y las parejas sentadas en el césped, o un banco, o bajo un árbol, como en un cuento. Atardecer sin música, al que le faltan nubes, un plano atardecer, un atardecer ausente de todo menos del cielo, y a a pesar de, o sobre todo por ello, infinitamente hermoso.

19 marzo 2011

Sentimentología del sonido

Canciones para definir estados de ánimo, sentimientos tan concretos que se ven reflejados en cada cambio de tono, cada melodía, cada palabra, recuerdos con sabor a música y olor a azul. Sinestesia, en cierto modo...

Everybody's gotta learn sometimes - Beck

The days have turned - John Frusciante

Temptation - Moby

One of these mornings - Moby

Cry baby - Janis Joplin

36 Ghosts IV - Nine inch nails

The birth and death of the day - Explosions in the Sky

All along the watchtower - Jimi Hendrix

The frozen world - Emilie Simon

Basic Space - The xx

Six days at the bottom of the ocean - Explosions in the Sky

Who's gonna save my soul - Gnarls Barkley

Details in the fabric - Jason Mraz

Fue tan importante - Shinoflow

Untitled 1 (Vaka) - Sigur Ros

The sound of silence - Simon & Garfunkel

Monochrome - Yann Tiersen

Insomnificante - TagXsit

Cadillac solitario - Loquillo

Black sands - Bonobo

Hallogallo - Neu!

Blue - Eiffel 65

In the air tonight - Phil Collins

Green grass of tunnel - Múm

Scratches - John Frusciante

La vie en rose - Edith Piaf

Aqueous transmission - Incubus

I'm a victim of this song - Pipilotti Rist

Superstar - Sonic Youth

Nantes - Beirut

Stuck on a boat - Port O'Brien

Seaside - The Kooks

Deep water - Portishead

It will follow the rain - The Tallest Man on Earth


Y la lista sigue creciendo...

15 marzo 2011

Dinámica

Ese día, había cinco pájaros posados en el cable de tensión que cruzaba la calle Arbiel, una señora esperaba en la parada número ocho de la línea tres de autobuses dirección Campales, Andresito jugaba con una pelota de goma en el balcón, y su mamá hacía la comida. Un director de instituto despotricaba en la calle al ver la multa que le había puesto un policía local hacía tan solo dieciséis minutos, tres amigos reían en un parque, observados de lejos por Irene, un honrado trabajador cruzaba con prisa un paso de cebra con el muñequito en rojo, un coche daba un frenazo, había que cerrar la ventana de casa de Inés. En el tercero segunda del número veinticuatro de la calle Valencia, Daniel fumaba, y su compañero de piso se despertaba con resaca. En el piso de abajo una mujer llora, y en la azotea María respira libre. Alguien observa las nubes a orillas del río, y otros hacen compras, nadie da ni un céntimo a la anciana que pide arrodillada en la puerta del super. Él sufre una brutal paliza por parte de un grupo de atracadores, y mientras su padre se rasca la barbilla preguntándose cuánto tiempo le queda. Gabriel quiere decirle algo a la chica que ama, pero no se atreve, ella se encuentra en la estación de tren pensando no en Gabriel, sino en Fran, quien en ese momento escribe un sms a Sonia, que pone el móvil en silencio para que no lo oigan en clase. Y otro chaval de esa misma clase se duerme sin querer, y se ríen de el sin que se de cuenta.

Al día siguiente, no había ningún pájaro posado en el cable de tensión que cruzaba la calle Arbiel, quien esperaba en la parada número ocho de la línea tres de autobuses dirección Campales ahora es un estudiante de informática que llega tarde a clase. Andresito ve sus dibujos favoritos mientras huele la carne, su mamá llora de nuevo en la cocina, y en el piso de arriba Daniel fumaba, y su compañero de piso Gabriel de nuevo piensa en Inés, cuyo gato acababa de caer por la ventana abierta de su casa. Un honrado trabajador estaba en la habitación 316 del hospital Santa Catalina con múltiples fracturas, en la habitación 317 hay una anciana desnutrida, y él está en la 318 muerto de rabia, sin cartera, mientras que su padre ya no va a despertar nunca más. Un policía juega con su hija en su día libre, y un director de instituto dimite por estrés. Tres amigos se drogan en casa de uno, Irene se pregunta dónde están. Sonia hace el amor con su novio, pero piensa en Fran, quien ahora mismo visita a su padre en la habitación 318 del hospital Santa Catalina. En el ascensor del número veinticuatro de la calle Valencia, el papá de Andresito se mira al espejo, e intenta ocultar las marcas de los besos de María. Alguien juega a orillas del río con la pelota de goma que se había encontrado en la calle Valencia, mientras que su amigo duerme en el césped, esta vez sin que nadie se ría de él.

Y mientras tanto, otros compran en el super de la calle Arbiel, y nadie observa las nubes...

13 marzo 2011

Deep Waters (Portishead)

I'm drifting in deep waters
Alone with my self doubting again
I try not to struggle this time
For I will weather the storm.


I Gotta remember
Don't fight it
Even if I 
Don't like it
Somehow turn me around.

No matter how far I drift
Deep waters won't scare me tonight.

11 marzo 2011

Incisos e inciensos

En este campo de sábanas quedan los restos rotos de lo que un día fueron despreocupaciones,
y ha pasado mucho tiempo ya desde que abandoné las formalidades,
por tanto educado y no, me dirijo al mundo con franqueza,
y a veces le grito, y otras sinceramente le miento,
porque a veces hay que mentir, como todos sabemos,
como todos callamos,
a veces me abrazo con alegría de la de verdad fluyendo por mi cuerpo,
y elevo la cabeza con fuerza, y en serio me creo fuerte,
y a veces no.


Alguien que sepa leer en mis ojos lo que callan mis palabras... ¿Acaso existe?



En ese cachi usado aún rebosa humo de mi ultima barra de incienso,
de a poco no lo uso, y dejo volar a las cenizas,
no me hubiera importado en el fondo, soy de pocas manías,
no confío en mucha gente, pero confío en unos pocos,
y a veces me apoyo en ellos cansado y con sueño,
y les rindo a sus hombros todas las poesías que me guardé para mí,
para mantenerme de pié.


Adoro ese olor, es tan suave, tan cálido, da la sensación de estar en un hogar...


Suspiros cargados de blues hacen eco por las paredes del patio interior,
confinado,
eterno vigilante.


Quisiera poder compartir un secreto.
Quisiera que lloremos de empatía.
Quisiera una utopía para mi cumpleaños, hay tantas, que a veces pienso que este mundo es el equivocado,
que a veces pienso que en verdad, una, no sería pedir demasiado. Y a veces no.



Acariciar es una ciencia, saber trazar mapas con yemas y uñas, hacer que se erice la piel, dibujar con tinta invisible en el alma a través del cuerpo,
acariciar con toda la mano, con un dedo, con dos,
acariciar con la mirada, no acariciar, no hacer nada,
despertar las ganas, satisfacerlas, buscar tesoros en las dunas de un vientre,
conseguir que el tacto supere a la vista, cerrar los ojos,
cerrar sus ojos,
abrir puertas,
cerrar sus ojos,
y al final, canciones lentas,
a veces un beso, y a veces no.

27 febrero 2011

Free bird

Disfruta de su presencia y ríe, amigo de camisetas verdes, algún día te pedirá ser libre y espero,
no intento convencerte de nada, sólo espero, 
que estés preparado para su marcha, dolerá, oh sí, mucho,
te hará daño y llenaré meses de histeria, te verá como jaula y no te quedará otra que abrirle la puerta,
verla volar, y echar de menos su nido,
y no digo que sea mala, no, para nada, no es mala, es solo...
libre,
puedes leerlo en sus ojos y en su muñeca izquierda, 
puedes leerlo en sus alas marchitas de ganas,
puedes olerlo en su pelo, aroma de mil lugares en los que jamás estarás,
sólo ha decidido repostar, pero no temas,
sabes que de todos modos ha sido una suerte conocerla,
sé que sabes de todas sus manías y de alguna más que no me habrá contado,
sé que jugasteis a lo que jugamos, que intentó recordar algo, mantener algo,
algún juego de preguntas quizá, o alguna expresión, alguna frase, algo,
siguiente nivel del fractal.

Lo sé...

Lo sé porque yo también estuve allí cuando llovieron los astros sobre los besos,
cuando llenó de su alma mis pulmones,
yo también la vi trepar tan deprisa que crees te dejará atrás y justo va y se gira,
y se ríe, te llama lento y te ayuda a escalar,
yo también la vi ocultar sus miedos y sospeché, y también me regaló los mejores momentos,
yo también, joder, caminé con los dedos su cuerpo, el bache de sus costillas, la cicatriz de su brazo,
surfeé con mis manos su pelo,
yo también la eché de menos más de una vez al día, y la noté distante,
pero también la vi hacer fotos por la ventana una mañana de invierno y mirame 
con esa sonrisa de mil vidas 
y callarme para no estropear esa imagen, 
la vi correr tras el bus en la lluvia y pararse
gritando a tomar por culo el mundo para después coger y besarme,
yo estuve con ella cuando el mundo se nos caía encima mezclado con miedo,
callejeando de noche con el corazón fuera del pecho
cogidos de la mano así de fuerte en las horas más intensas de la noche,
pero estuve con ella al día siguiente riendo en los escalones de piedra de un atardecer salmantino,
lanzando cuadernos al aire y prendas al suelo.

Así que cuando llegue el momento, nada de rodillas al suelo, 
sonríe y dale un abrazo,
después vete, y olvida, sé nuevo,
porque yo perdí tanto esa noche,
que incluso hoy, a veces, la recuerdo,
y me siento incompleto.

26 febrero 2011

Ocre (Comer comas IV)

A veces me gusta oler su pelo cubiertos de noche que ni lo note me impregne de su color por dentro y sonría mejor que en los mejores sueños así cualquiera duerme con todo un mundo muerto de celos alrededor y un concierto de piano sólo para nosotros y nuestras tonterías que ni me oiga susurrar lo que apenas digo para no interrumpir la pelicula nuestra película con nosotros sus protagonistas y espectadores haciendo malabares tras las persianas o que lo note que lo note y se apresure a retener las palabras en su laringe se ve tan mona cuando finje cuando es un libro abierto que no se rinde que quiere cerrarse pero de torpe vergüenza no puede, y tampoco es que quiera pero debe y quien soy yo para forzar tan bella cerradura me limitaré a observar cómo se sube a la risa y como se da a la locura y me encanta verla hacer equilibrios sobre sus dudas porque estoy debajo colocando una red a prueba de roturas y de impactos que se caiga que se caiga le digo que no se hará daño que se lance al vacío que la espero aqui abajo para regalarle unos chistes y unos abrazos y que se ría que me regale la imagen de sus dientes reflejando todos los atardeceres que echa de menos mi corazón que se vuelva el más bello paisaje imagen de recuerdo infinita indeleble imborrable como una sonrisa desde un balcón o una mirada cómplice desde un rincón la echo de menos de broma y en serio y supongo que ella diría lo mismo sin apenas forzar la situación pero sí empujándola un poco para evitar que se duerma el deseo el amor lo que sea que haya que se esconde tras nuestros ojos por miedo a cambiar el patrón de futuro que tanto nos costó y qué importa me digo yo a veces pero bueno así soy yo tiendo a la locura y a derribar mis propios castillos de naipes por eso me callo y evito besar aunque a veces me hago sangre en el alma de tanto aguantar quisiera besarla besarla sin mas y que el mundo se calle y nos de la espalda si quiere que explote de rabia regalarle suavidad de segundos infinitos comodidad de almohadas compartidas seguridad de cuerpos fundidos pasión de lenguas trenzadas amor de miradas palabras de nido utopías y destierros bajo la luz de la nada hablar de todo pregunta tras pregunta en una cálida sinceridad que no da ni la mejor ducha vendernos poesías a cambio de pestañas que cumplen deseos y dejar morir nuestros miedos para que vivan nuestras alegrías quisiera decirle todo esto al oído en una de nuestras mañanas de sol y río o en un atardecer naranja su color favorito arrullados por los tristes alaridos de Frusciante medio dormidos ojalá fuese tan simple pero no quiero cambiar el color de su camino porque en parte no me perdonaría aunque se jacte de aguantar como piedra los enfados hasta diluírlos no me perdonaría un cambio tan drástico nos rompería se rompería les rompería y todos rotos y locos nos precipitaríamos en un vórtice del que tan pocas veces he salido al que no me importaría entrar quizá porque nunca estuve fuera pero no está preparada lo sé lo siento y el futuro hablará y yo escribiré igual que pienso pero no haré nada no por cobardía sino por respeto me morderé los dedos y la esperaré aquí dentro lanzándole flechitas inocentes que no pretendan más que un roce de manos o un par de sinceridades ni siquiera sabe que le pertenecen mis excusas de cine me dijo que le gustaron sin más y sonreí pícaro pensando "y lo que no sabes" en fin ojalá confiemos en nosotros mismos siempre un poco más que en el otro y sepamos mover nuestras fichas en pos de lo que creamos mejor para esta vida el resto solo serán sonrisas y anécdotas que contar a los nietos...

Celda deshilachada, uñas rotas

Quisiera correr lejos hasta que la carrera me acabase matando, caer de bruces y a plomo sobre la tierra,
sin más, tragar polvo, un poco más, quedar solo,
en una cuneta al azar de un día de estos, ser carroña medio viva, para los buitres alimento,
atravesar mis costillas con estas manos de hueso y cortar el fino hilo del que pende mi corazón,
tan inseguro de querer hacerlo como siempre, pero hace calor y se me derrite su piel en los labios,
la tristeza sabe tan dulce, cuando se tiene tan cerca que apenas se distingue de una sonrisa, 
que apenas se fija uno en ella mientras dibuja con el dedo garabatos en su vientre,
pensar que todo eso no es mas que sueño, que mañana se irá, probablemente,
pensar que no quieren creer que amo, que no quieren mis besos ni regalados, 
pensar simplemente en morirme de un infarto mientras voy caminando,
pensar y pensar, y estoy hecho un lío,
e intento deshacerlo poco a poco tras un muro de cristal,
y no lo consigo,
y me aburro,
me desespero,
me rindo...

Hasta el punto de dejarme las fuerzas en el césped, no mover ni un músculo, no pestañear, dejarme invadir poco a poco por el miedo, por la confusión, no luchar por retener las lágrimas, no cerrar la boca, no mirar a nadie, no apartar la vista del sol, quemarme las retinas y no respirar...

No
Querer
Nada

Ya mañana quizá...

21 febrero 2011

Trayectorias

Me emborrachaba con cuidado de no perder el norte, en ese bar inundado de rock y de palabras,
cayéndome loco en cada chiste y saliendo de vez en cuando a respirar aire a San Justo, 
donde con suerte podía encontrarme al punky vendecervezas de la noche, o a la pareja del finde dándose el lote entre dos contenedores.

Lo llaman paraíso,
todos aquellos dueños de sonrisas ebrias 
posadas en bancos de piedra con la mirada ausente
y sin hielo ya en sus copas rebosantes 
rebosantes de ésa tristeza que no le contaron a nadie,
de esas lágrimas que se tragan a espaldas del mundo,
el vello erizado de un frío que ya no sienten, 
las manos agarrotadas de soportar tanto vaso interminable,
y el corazón llorando etanol, agotado por tan lenta pena de muerte.

Entré y la vi,
la vi mirarme entre todas esas cabezas de otros, 
con esos ojos cartógrafos trazando rumbos imposibles hacia los míos,
un segundo de ojos curiosos de un rincón a otro del bar,
que me imbuyeron una vez más de valentía 
media sonrisa de lejos,
que se convirtió en imagen inolvidable
y un cuarto de vaso cargado de ron 
que la despediría, 
hasta otra noche
o hasta otro día.

Me sentí poeta de nuevo al verla caminar sus alegrías por encima de los improperios,
poeta de esos que empuñan versos y lloran escuchando canciones,
de esos que presumen su vida y su banda sonora escribiendo,
de esos que forjan cadenas que se deshacen a base de besos, para amarrarte con ellas a la libertad,
que labran futuros inciertos ladrillo a ladrillo, sentimiento a sentimiento,
que aún creen en el amor,
de esos poetas sin musa que exprimen su corazón en un tintero para tener con qué enamorar a quien no le quiere, 
poeta condenado a morir regalando su aliento,
a cambio de un par de esperanzas, sobre las que poder apoyarse, a modo de bastón.

Me sentí de nuevo,
humilde, 
pequeño, 
tal y como me recordaba,
y eso, qué voy a decir,
me alegró.