"Soy un vampiro, y tras años y años de experiencia aprendí a soportar la luz del sol, los ajos, y las estacas en el corazón."

~Jack Red

29 diciembre 2011

Página nº 12 del cuaderno de Pablo

Jimmy, won't you please come home? ~Moriarty

Un padre, perdona los errores de sus hijos.

Sólo buscaba una disculpa y encontró una espalda respondiendo a sus puyas, balbuceos cobardes,
después de veinte años parece mentira que sea imposible aprender de sus ceños fruncidos
rebotes salidos de quien sabe qué juguete,
el orgullo jamás aprende a pedir perdón, ¿verdad?

Ella quería guardar tres, al menos, una para su amor, otra para su amiga, y otra, quizá la menos importante,
para ella.
Dejaste dos.
Y no importa, en serio, a ellos les da igual no probar el aire de otro lugar,
ellos entienden que no siempre se puede ganar,
ella quiere ganar siempre, y no entiende que no se puede.
Aún así la vida
tiene muchas formas de enseñar,
lo que ninguna persona es capaz.

El orgullo jamás aprende a pedir perdón.
Ni ve justas todas y cada una de las quejas que se levantan en rebelión contra un régimen de imcomprensión mutua.

No, no se roba un regalo a un hijo.
Eso, fuera de todo argumento,
y contra casi todo pronóstico,
no se hace.

Es... ¿cómo decirlo?
de sentido común.

27 diciembre 2011

Cadena de recuerdos

Sé que no le conocí, y por tanto no puedo afirmar siquiera lo evidente,
pero probablemente
él también la quería muchísimo, aunque a veces gritase,
y la vio crecer entre las flores como la mejor de todas,
y seguro tuvo una vida difícil porque es lo que tienen las vidas,
pero supo salir adelante y sacarla del barro,
y darle lo mejor que supo,
seguro,
que ahora detrás de todas las veces que se enfadó con él pondría una sonrisa, un abrazo, algo...
Sé que no iba en serio pequeña, o quizá sí, pero no era tan importante en el fondo,
seguro él también pidió perdón en su momento, en silencio,
seguro también echó de menos tus brazos rodeando su cuello.

No le conocí, y no se ni si lo merezco, a punto estuve de verle una vez, y no, joder
ni sé cómo es,
y aun así veo que algo en tu dirección, muy a lo lejos se cae a pedazos,
veo ese castillo de serias convicciones lógicas desmoronarse bajo una tormenta de esas tan negras,
a mi también me tocará, y aunque quizá no te consuela,
aquí estamos aún unos pocos, para ti,
para hacerte sentir menos sola en este corto viaje,
para ayudarte a pagar el peaje por las lágrimas,
y a aguantar el dolor de las puñaladas,
para tirar hacia arriba de tus comisuras, hasta que, falta de prisa, algún día
vuelvas a aprender
a cerrar los ojos
cundo sonrías.