"Soy un vampiro, y tras años y años de experiencia aprendí a soportar la luz del sol, los ajos, y las estacas en el corazón."

~Jack Red

29 noviembre 2014

Auto II

Muchas veces me pregunto si de verdad es tan difícil gustar a alguien. Es una cosa tan injusta, las personas que no somos muy agraciadas no tenemos el comodín de la cara bonita para causar buenas primeras impresiones al instante, más bien tendemos a causar el efecto contrario. Nos vemos obligados por necesidad, a desarrollar nuestra personalidad de una forma que resulte agradable a la gente, pero muchas veces ser una buena persona, simpática e ingeniosa no basta. Nos condenan a pulir y embellecer nuestros interiores para suplir las carencias. 

Muchas veces la falta de belleza es pecado, y es tan injusto. La gente juzga con menos severidad a los guapos, pueden ser unos puros imbéciles desalmados, que será en verdad difícil no perdonar sus defectos. En cambio a medida que desciendes en la escala de la belleza el juicio sí se torna más severo, pues ya has dejado claro que por fuera no hay mucho donde escudarse. Buscarán dentro de ti la comodidad y no tendrán piedad si notan el guisante bajo las mantas, o si por desgracias y vicisitudes de la vida entra el frío por alguna de esas grietas que tras todos estos años es imposible no tener.

Todo esto nos hace tan susceptibles a los pequeños gestos de nuestros interlocutores. Perfeccionamos un sexto sentido que analiza cada mirada y cada palabra, cada falsedad, una suerte de intuición que nos informa sobre lo que esa persona piensa y siente, y a veces resulta tan obvio que no gustamos, que simplemente nos resignamos y aceptamos una vez más la derrota, a la sombra de las victorias de otros. Nos vamos, despacito y sin hacer ruido, para no molestar.

Todo esto me hace cuestionar cosas como la felicidad. ¿Qué es y en qué consiste? ¿Es tan importante ver lo que no se puede sentir? ¿Presumir lo que no te alimenta? A medida que uno crece, aprende a sacrificar fachadas a cambio de calor, tapices a cambio de luz, estilo a cambio de comodidad. Pero aún es sorprendente como tantos siguen asumiendo la calidad conforme al precio, y no a la inversa. Supongo que por mucho que se diga al respecto, al final lo que primero se paga es el diseño. 

11 octubre 2014

Sometimes i need a circus

A veces siento que mis pensamientos son un enorme océano de una sustancia blanca y nacarada, una especie de semen, o ruido blanco, y los conceptos emergen de él como una lejana y vieja señal de radio incomprensible y grave. A veces siento que mis pensamientos son tan fútiles como eso, una onda de radio que ha atravesado el universo entero para acabar chocando contra mi cerebro en un microscópico espectáculo de fuegos artificiales de bajo presupuesto.

Si encendiese el televisor y marcase un canal diferente, uno de esos que no se pueden escribir con números, con ninguna tecla del mando a distancia, casi seguro vería mis pensamientos retransmitidos en directo, esa orgía de puntos blancos y negros que chillan desde el infinito. Suelo hacerme incómodas preguntas acerca de la realidad, y sólo cuando permanezco despierto mucho tiempo, el tiempo suficiente para que la química de mi cerebro cambie, entonces, y sólo entonces, es cuando esa distorsionada voz que hace vibrar la líquida superficie de mis pensamientos se hace más clara.

Nunca responde ni enseña, es solo un eco, una señal de auxilio perdida, el último estertor de alguna antigua civilización precursora, unas palabras ya desgastadas a fuerza de haber sido infinitamente repetidas, sonando casi a oración alienígena, o a llanto animal.

Miro ese lugar donde acaban mis dedos, ese punto concreto del espacio y del tiempo, y creo que soy capaz de extenderlos un poco más allá de lo que me permite mi cuerpo, intento empezar a salirme por ahí, como pretendiendo despegarme de la carne que me encierra, y a veces creo lograr sentir el tacto de las cosas que no toco, acariciarle la nuca a alguna muchacha que camine cerca de mí. Puede que me recree en esas ilusiones durante demasiado tiempo.

A veces me da la sensación de que todo lo que sé lo llevo atado con hilos a mis tobillos, y al caminar esas certezas se desmenuzan contra el asfalto tras de mí, se resquebrajan y se despellejan quedando inservibles y sangrando mentiras por todas sus heridas.

Necesito hallar el modo de responder, quizá cuando consiga enviar el S.O.S. me de cuenta de que fui yo el autor de aquella señal de radio, en un momento y lugar muy diferentes, muy lejos en todas direcciones.

23 septiembre 2014

Borradores III

SIN TÍTULO - (11/08/2013)

Cada día que pasa es mas difícil, más duro, hay mas trabajo, más calor, más ganas de irme, pero sobre todo crece un fuerte nudo en mi pecho cada vez que hebra a hebra te pierdo, con cada signo de indiferencia, con cada ausencia mal disfrazada.

Escribo esto en un privado de Tuenti, porque imagino dentro de poco será el único modo que tendré de poder decirte algo un poco más extenso que un saludo, antes de que cierres el telón de la distancia entre nosotros.

Escribo, porque hoy me he permitido el pequeño lujo de estar triste, porque creo que me sobran motivos para ello, y porque a pesar de todo eres la única persona que podría llegar a entenderlo, y espero que algún día, si te aburres lo suficiente, te pares a leer esto, que no es más que un autorretrato de sentimientos, no un juicio, ni mucho menos una petición.

No le tengo miedo a la tristeza, ni al futuro. Retahílas de decepciones me han hecho amigo de los malos humos, las desesperanzas y las lágrimas. Me hace gracia que digas que me proteges del daño al no contarme qué sientes, mientras claramente te alejas día a día. Es una mentira similar a la del medico que antes de clavar la aguja asegura que no dolerá.

Tú sabes todo esto, no solo eres preciosa, también eres inteligente. Sabes que el silencio duele más que la verdad, sabes que lo que pasa no es que hayas caído en la rutina, sino que me has sacado de ella.

Rutina [...]

Así que sólo puedo esperar mientras poco a poco me conviertes en un sonidito de móvil que de vez en cuando grita que te echa de menos, y al que cada vez prestas menos atención.

Esperar mientras esta relación se comprime hasta convertirse en un punto tan pequeño, que de a poco se lo lleve un suspiro.

Esperar estos interminables 20 días a que con suerte, Septiembre tenga la última palabra, y hable en favor de ambos.

Pero hasta entonces no me quedan mas cojones que vivir con el corazón en un puño, la esperanza en otro, con la preocupación y la tristeza de ir a perderte en breves, o incluso de haberte perdido ya.



SIN TÍTULO - (28/06/2013)

Seguramente hagan falta siete vidas para escribir tres poesías,
escucho en ellas llorar a mis maestros y algo en mí se revuelve,
mis historias, mil kilómetros y días después de sus muertes,
consiguen que llore con ellos mi pérdida a través de la suya.



SIN TÍTULO - (01/04/2013)

El cenicero se encontraba en lugar incorrecto, lo cual obligaba a mi mano a moverse de forma ortopédica a cada cierto tiempo. En cambio, el flexo se encontraba en su pedestal de madera, su lugar predilecto, mi mesita.



SIN TÍTULO - (19/03/2013)

Los consejos son una forma de nostalgia.

18 septiembre 2014

Borradores II

SIN TÍTULO - (11/02/2014)

Incluso habiendo hecho gala de mis tristezas pareciera haber perdido la guerra
cuando ni siquiera se ha acordado aún una batalla [...]



SIN TÍTULO - (18/08/2013)

Juego al juego de amontonar chapas de botellines en mi mesita mientras espero que mi condena termine. A veces veo al verano como a mi infierno personal, justicia kármica que me impone penitencia por cada pecado cósmico que he cometido durante el año. Cada año estoy más seguro de ello. Todas las primaveras se me posa la miel en los labios, y cada verano se me seca la boca, cada otoño son lágrimas, y cada invierno nostalgia.

Llego a creer merecer todo esto, más incluso ebrio. He aprendido a ser delgado de espíritu, alimentándome de una tristésima parte de las sonrisas que regalo, peso tan poco por dentro que creo que mi corazón cabría en cualquier mano, tan futil que jugar con mis sentimientos ya no es deporte de riesgo, mucho menos entretenimiento.

Siento que el tiempo erosiona, el amor más y aún lo anhelo. Una vez fui galeón surcando corazones, iba con mis dos tibias bien sujetas a mi calavera, hoy apenas me veo como un pesquero que consigue ser feliz si pesca tres sardinas, y puede regalarlas al mar de nuevo.



SIN TÍTULO - (12/08/2013)

Había perdido esta guerra con ella desde el momento que dí el primer golpe,
quién sabe,
quizá he cometido el error de volver a enamorarme,
pero no termino de comprender como funciona el juego de la felicidad,
pues cuando la busco me la roban,
y cuando quiero entregarla
les sobra.

He tenido en mis labios el sabor del fracaso tantas veces que nos hemos hecho viejos amigos,
y cuando le veo asomar por la ventana de sus ojos, aunque nos separe un cristal de kilómetros,
no puedo hacer mas que esbozar mi triste sonrisa por dentro y dedicarle un "hola de nuevo" a la soledad.

Parecería que no, pero llego a creerme mis propias mentiras,
llego a sonreír tras una conversación en la que tú quieres dejarme y yo
creo ingenuamente haberte convencido de lo contrario.

Atrapado en una jaula de horas domesticadas,
mi alma no alcanza a errar más lejos de éste pasillo,
anhela una libertad de la que nunca se sintió parte,
y [...]



SIN TÍTULO - (16/07/2013)

Sigo siendo llamado al estrado de la injusticia,
y niños que quieren ser jueces se sientan sobre mí,
a intentar que sienta el mal de mi pasado.

Ahí fuera la luz sigue siendo luz,
las teclas suenan igual cuando las pulsas,
y poco menos podrían enseñarme estos demonios
que necesitan un taburete para poder amartillar sus juicios sobre mi conciencia.

Apenas entienden que reservo un sótano de la realidad para mí solo,
donde cuido a mis fantasmas,
alimento mis esperanzas
y me derrumbo ante canciones,
antes de sonreír detrás de las lágrimas.

Aquí poco hay
que nadie pueda juzgar,
apenas nada.

Si me ves en los ojos el brillar de [...]

16 septiembre 2014

Borradores I

SIN TÍTULO - (19/08/2014)

A veces no soy capaz de definir con claridad lo que siento en momentos determinados, quiero decir, puedo ser divertido e ingenioso, crítico y tenaz, profundo y reflexivo, confidente, cálido, pero otras veces simplemente soy un pozo de silencios, y eso me preocupa porque hay momentos en los que de verdad me gustaría arrancarle unas carcajadas, o convertirme en escalofrío y recorrer su espalda, o debatir nuestras obviedades fingiendo ser infranqueables, y sin embargo permanezco ahí, callado, distante, embelesado en sus detalles, como drogado por su presencia, un mero muñeco de tenue voz y torpeza constante, que poco vale lejos de allí. [...]



SIN TÍTULO - (11/08/2014)

Todo empieza con el mediodía, el cual, como muchos otros uno espera pacífico y sin grumos, pero sin embargo es interrumpido por una voz de auxilio que grita desesperada justo debajo de tu cama, así que te vistes con lo más formal y bajas a rescatar a esa familia que se ahoga en sus propias lágrimas: tu padre, el dueño de los barullos, quien no deja títere con cabeza a la hora de juzgar y que deshecha en el pozo de su desdicha todo lo que no puede controlar, tu madre, un caos estable únicamente quebrable por la sobredosis de órdenes, esclava de sus vicios y vindicadora de sus verdades, y sobre todo tu hermano, un nudo de barbaridades al que sólo se le puede echar en cara su inocencia.

Así que los rescatas, pareciendo ser el peón más frágil de su ajedrez de hazañas, sin poder evitar el odio, porque hay odio entre ellos, un odio que quema y que hace llorar al niño que fuiste, al que jugaba en alfombras de carreteras y al que se peleaba de broma y en serio con su padre en un sofá hecho de cosquillas, al que le quiso llevar en su silla de ruedas cuando casi y sólo casi partió por la mitad su futuro.

Pero no pasa nada, crecer es eso, significa llevarte contigo lo que recuerdas como equipaje, y traerlo al presente cuando otra cosa no sea suficiente, y morirte de tristeza cuando nada sea tan bueno, y saber que pierdes constantemente y eso nada puede impedirlo pues todo lo bueno que llegue es lo mejor que vas a abandonar, pero en fin, que me pierdo, yo hablaba de las noches, las noches de verano [...]



SIN TÍTULO - (24/03/2014)

Somos algunas de esas gotas que se escurren por el vidrio, un puñado de verdes y húmedos cronopios, sin fama, ni esperanzas que nos arropen los sueños. Regalamos nuestro corazón en cada letra que lanzamos al aire cual avión de papel mal construido, y luego nos sorprendemos de sentirnos tan vacíos. Como todos, a veces nos rompemos en tormentas por dentro, y cuando eso pasa, nos dejamos llover sobre la belleza, y con esas mismas lágrimas damos de comer a nuestros folios.

Hemos venido a aullar a tus lunas, a subirnos a tu regazo, a acariciar tus retinas, a caminar tus nostalgias. Sabemos

~Ga [...]



SIN TÍTULO - (11/02/2014)

Puedes mandar a la mierda [...]

15 septiembre 2014

To learn to feel (Aciertos con piel de lobo)

Tengo esta rara costumbre de sumirme en los retrovisores cuando me quedo a solas en la habitación, como si al cerrar la puerta que me proclama remoto se abriesen las ventanas del pasado, los álbumes de fotos y los viejos cuadernos. La música no es que me ayude a salir del pozo tampoco, pero bueno, después de tantos años respirando la espesa atmósfera de la nostalgia uno aprende a concebirla de un modo distinto, ya no como una enemiga acérrima de la felicidad, sádica y morbosa ramera que pretende desgarrar con sus uñas los deseos, sino como una compañera de viaje. La gente teme y huye de la nostalgia como si sus besos no sanasen. Como si sus dedos, al clavarse en el pecho, quisieran arrancar el corazón y no simplemente acariciarlo. Ella atesora por ti los recuerdos que desechas por despecho, los guarda con cariño y te enseña a no olvidar cuánto los necesitas. Cuando te atrevas a darle la mano, ella besará cual madre tus heridas, y tarde o temprano verás que no son pérdidas sino fuerzas lo que te has llevado, que lejos de haberte roto, has construido una coraza. 

A veces me canso del presente, de la vida académica, de los amoríos corruptos, de todas las obligaciones indirectas, del futuro laboral y toda esa mierda pasivo agresiva, y necesito la paz y la balsámica calma de la reflexión nostálgica. Consiste en eso exactamente, en eliminar la presión pinchándose con la afilada aguja del pasado. Me tumbo en la cama y me recreo en la suavidad de la piel de un hombro ficticio que perteneció a la chica que estuvo justo ahí hace cinco años, le cuento en silencio cómo ha ido todo desde entonces, que aunque presuma de que no, un poco sí que la echo de menos, le digo que ojalá hubiese conocido a una versión no tan imbécil de mí, y le pido perdón de nuevo por no entender aquellas cosas que ahora parecen tan simples. Después nado en sus traslúcidas pupilas, y ella sonríe en su fantasmal silencio poco antes de desaparecer. 

Las únicas lágrimas que vierto son hacia dentro. Ellas limpian todo aquello que hasta entonces ensuciaba mi ánimo, y lo tiñen todo de serenidad. Así que una vez purificado, termino de hacerle el amor a la nostalgia, y es entonces cuando puedo levantarme y armarme de sonrisas, de sol y de nervio, sabiendo que en mi mochila aún hay mucho sitio para guardar instantes, que en mi interior hay vigas de sobra para soportar cualquier daño y que a veces, lo que parecen errores, no son otra cosa que aciertos con piel de lobo.

21 agosto 2014

Summer '14

Y quedan diez días. 

Si ya no escribo tanto es porque, entre otras cosas, mi aleatoria memoria no es capaz de almacenar la mayoría de ese diálogo interno que soy. Pienso mucho, todo el día, me soy sincero y me miento a partes iguales, suelo jugar a describirla a ella, con imágenes, a recorrer la frontera de su piel con el filo de mis recuerdos. Me arriesgo tanto que incluso me corto a veces, sangrando el amor que escondo a su vista, por si protesta, y del que estará huyendo ahora mismo. 

Deberíais ver la cantidad de borradores sin terminar que guardo en la trastienda de mi blog. Proyectos de poesías, historias, reflexiones que nunca verán la luz. Últimamente mi vida es un poco igual, todo está hecho a medias, ambiciones a medias, estudios a medias, sentimientos a medias, sueños a medias. Anoche soñé con ella, no lo recuerdo muy bien porque no le di en mi cabeza las vueltas suficientes al despertarme, pero ahí estaba, con su cabello negro y una camiseta gris claro, brillando con luz propia en una sala muy, muy oscura. La imagen es difusa pero la sensación inolvidable: Desagradable y angustiosa, como todas las veces que se cuela en mis sueños. Siempre hay un obstáculo que me impide alcanzarla, las situaciones se tornan incómodas y hostiles, aparecen otras personas en mi sueño que se la llevan lejos, que cierran con violencia una puerta entre nosotros, o incluso ella misma se evapora al contacto con mis manos o se vuelve de metal perdiendo su suavidad y su vida. Parece que mi subconsciente la odiase, o intentase protegerme de ella. Eso sería lógico. Al despertar suelo mirar el techo, pero sólo veo las imágenes de esos sueños impresas en mi mente como marcas de sábanas en mi piel que desaparecen poco a poco. Quien diga que los sueños no significan nada es un completo estúpido.

Lo que más odio es que tenga tanto poder sobre mí. Es capaz de navegar con tanta soltura a través de mi espectro emocional que temo pueda abrir las viejas grietas, y digo temo porque es el único concepto que puedo usar para explicar lo que la idea de sangrar por las antiguas cicatrices me transmite. La verdad es que lo echo de menos. Hay cosas en esta vida que se echan infinitamente de menos, y que aún así ni por todo el oro del mundo volverías a vivir. En este caso extraño y repudio sentir rebosar aquella tristeza, el profundo y existencial dolor del desamor, el que me obligaba a esculpir recuerdos con palabras, a retratar los rostros de aquellas muchachas con los colores de mis sentimientos, en un sucio cuaderno de notas. Pero lo malo del tiempo es que pasa, y a su paso te enseña cosas, y te hace olvidar muchas otras. 

Ya no siento apenas, o al menos no con aquella intensidad. Las cascadas de emociones y las montañas rusas, el amor y el dolor como hilos desbocados, unidos, separados, entrelazados, hechos un nudo, latiendo vertiginosamente, bajo una presión de mil atmósferas. Ya no están. Todo está perfectamente definido y delimitado, explorado, descrito, estudiado. Ahora lo que era una infinita paleta de sentimientos se ha convertido en una cuadrícula a ocho bits. Lo que eran cascadas ahora es un gotero, y aquella caótica madeja de amor y dolor ahora es una soga perfectamente enhebrada, que mantiene bien sujeto todo lo que alguna vez fue salvaje y libre dentro de mi. Incluso puedo elegir cómo sentirme a veces, con bastante eficacia, como un actor que cada vez es más bueno interpretando sus papeles. Da asco.

Pero ella es capaz de enviarme al pasado con un solo golpe de su mirada, cuando quiera puede tirar de mis puntos y exponer mi alma, y la prueba está en este texto que estoy escribiendo. A veces no sé si la quiero lejos o cerca. Su ausencia me devasta y su presencia me avasalla, en la distancia tengo las hogueras que necesita para calentarse, y ante sus ojos se derrumban todos los puentes que intento construir entre nuestras mentes. Así es imposible llegar a ninguna parte. No soy capaz de interpretar un papel protagonista en su vida porque hace arder todos mis guiones, y nada le queda a alguien como yo, que ha mentido tanto y ha sido tantas personas distintas que si miras bajo el disfraz me temo que sólo encontrarás una triste impronta de lo que alguna vez fui. Nada salvo balbuceos y comentarios sórdidos, banales, sin gracia ni interés, que sólo resta puntos ante su inevitable y constante juicio, humano por otra parte, inocente sin duda.

Sólo queda irse, tranquilo, sin hacer mucho ruido. Y de hecho me voy. Nada que hacer aquí, pozo seco, tierra yerma. Siempre he visto irse a gente. En la vida universitaria, uno acostumbra a ver cómo sus buenos amigos desaparecen, uno por uno, en las garras del futuro. Se mudan, encuentran trabajo en otra parte, lo que sea. He perdido a tantos, los he visto alejarse poco a poco, convirtiéndose en tenues marcas de agua en la lejanía, inalcanzables a pesar de la facilidad para mantener el contacto. Hay una distancia mucho mayor, no física, entre nosotros. Un infranqueable muro de predestinación que ni siquiera Internet puede derribar. Esas personas se acabarán diluyendo en el pasado de forma lenta pero inexorable. Y ahora yo soy uno de ellos, de los que se van, y empiezo a notar cómo me desvanezco de sus vidas como si ya me hubiesen admitido y grabado en su pasado, veo las puntas de mis dedos volverse transparentes, convirtiéndose en material de anécdotas y recuerdos, en un fantasma. Mi camino me lleva a otra parte, lejos de ellos, de ella, y quizá sea momento de, simplemente, dejarme llevar por su olvido colectivo, desaparecer como he visto desaparecer a tantos, y quizá, con suerte, reaparecer en otro tiempo y lugar, en las vidas de otros, de otra.

Parece mentira. Llevo lo que son años, haciendo daño a personas a cambio de placer, complaciendo sonrisas por sexo, evitando quedarme demasiado tiempo, huyendo de su felicidad y de mi agobio, he hecho daño a tanta gente a la que importo, y sin embargo nunca soy capaz de hacer feliz a quien me importa. A veces siento de verdad que merezco el rechazo. Una suerte de justicia cósmica. Mi dolor por el dolor que inflijo. Sin embargo otras veces me da tanta rabia no poder poner fin a este bucle que desespero y la autoestima se va al carajo, me explota el alma y mi mente sale despedida para acabar estrellada en algún lugar de la nostalgia, entre escombros de recuerdos e imágenes de viejos momentos felices.

Pero estoy bien con todo esto, en serio, sé que asomarse de esta forma dentro de uno puede traer cierta preocupación y angustia, pero la verdad es que lo aquí descrito es una forma muy condensada de algo mucho más diluido en el espacio y en el tiempo, he hecho una agitada pieza musical de lo que en realidad es un prolongado y grave bemol. Pero bueno, cualquiera que me conozca un poquito sabrá que es bastante normal en mi derramarme de esta forma una vez cada cierto tiempo, me ayuda a soltar lastre, y a la vez, pinta el suelo que voy pisando mientras camino.

08 agosto 2014

Anclajes y contrafuertes

Acepto
que no dispongo del aspecto correcto,
ni de munición de palabras certeras
ni si quiera de puntería
ni mucho menos de armas.

Sufro una depresión autodiagnosticada desde hace tanto que ni me lo planteo,
vuelve a por mi por las noches
y por el día cree irse con su lejana sonrisa,
la que me regala tras dos cristales, incierta y ficticia,
como las palabras con las que cree consolarme.

Sabe tanto de mí que me asusta,
conoce cada minúsculo palmo de mis reacciones,
esquiva cada una de estos palos de ciego y me compadece,
quizá sea por eso que escucha cada palabra que le escribo
con su cabeza escribiendo sostenidos sobre el podio de su palma,
a modo de expiación de un crimen del que no es culpable,
como pidiendo perdón por mi amor,
y yo no puedo hacer otra cosa que calzarme un cepo en torno a mis dudas
inyectarme un gran NO en vena,
y resistir las convulsiones con toda la fuerza
que la esperanza, a modo de avergonzada oración
me ofrezca.

17 julio 2014

Cronologías (Comer Comas X)

El tic tac del reloj es enemigo y amante y a veces una maldición a veces llega tarde y otras temprano como mi paisana la que luego se perdió entre brazos de lija y besos ácidos o como mi joven amor de verano al cual miro a veces como si nada hubiera pasado aunque en mi corazón su pesca perdería la caña o como ella que llegó cuando yo ni la buscaba y poco tuvo que ofrecer a estos labios inexpertos bajo ese puente reino de los amores inocentes renegó de mi y la dejé ir tan suave y áspera como su aliento y su lengua así que decidí marcharme lejos donde otra vida y otras pupilas consiguiesen saber mirarme y lo hice marché con una maleta bastante escasa y una mochila únicamente llena de esperanzas para conocer el naranja el primero y a veces el único su año de búsquedas y sus horas de intensidad como una droga que me dejo tirado antes de la resaca y aun recuerdo esas sensaciones y esos mástiles que creía tan sólidos creí haber llegado al límite y aún pienso que llegué a rozar el cielo con esa muchacha aprendí a leer el amor y a escribir en su nombre cuando el verde se hizo punto en mi memoria y se llevó mi ventrículo izquierdo y mi verano y mi virgo y mis vientos cosa que duró poco por fuera y mucho por dentro y me regaló mundos de polillas y mis primeros textos que se negaba a leer porque sabía de sobra que eran súplicas a un amor que no merecía así aprendí a aceptar las derrotas y a callarme los deseos pero entonces llegó el azul y se hizo corte y me frustró con adivinanzas y retó a mi cordura a un duelo a muerte destrozó mis principios y pisoteó mis verdades convirtió mis sueños en dudas y mis ansias en aire y me dejó en la estacada una tarde de agosto bajo un sol de cojones y arrastrando tantas disculpas como canciones hay entre nosotros dejé de desear y de sentir por un tiempo y sobrevinieron las frutas y las decepciones una ciruela podrida en suspiros y cuatro caladas de aire viciado mis amigos me aseguran que fue mi mejor momento pero yo solo veía charcos de descosidos tras de mi y delante únicamente el aceite hirviendo pero como nada dura para siempre me golpeó el descontrol y una ola de ocre me llenó por completo y se llevó en su resaca las huellas de amores pasados prometiendo volver más fuerte cada vez y nadé en sus mareas y entre sus piernas y en ese mecer navegué aquellos labios que ni siquiera creía míos y me dio la larga pausa que tanto creía merecer tuve la más sana de las amistades convertida en oxígeno para mis pulmones y respiré de ella tanto como me dejó me dejó de querer dos años después cuando se masturbaba en sus juegos y regalaba su amor a caricia el gramo entendí que se había secado el charco que creí océano y abandoné el barco cuando aún no había hecho aguas y a veces me arrepiento y otras me enorgullece pues un amarillo intenso brilló en mi mente y su risa era cielo y sus lágrimas poesía me regaló sus mejores noches e invadió mis recuerdos oleadas de chistes y el protocolo del amor seguido a rajatabla no fue suficiente no tuvo fuerza y al ser los cimientos débiles se diluyeron con el verano y me vendió a su olvido quién sabe por qué para recuperarme sola y más tarde después de que las letras trajeron consigo los besos y los dulces engaños los cinco segundos que me torturaron durante meses e internet jugó su baza y me presentó al más bello de sus ángeles rotos por el cual he dado ya mucho más que mi rota alma y el cual ha esquivado cada una de mis estocadas al corazón por lo que la elección de resignarse fue más que lógica por lo que me di a la estupidez de un pequeño amor imposible del que no podía hacer otra cosa que huir por puro rebote así que llegó Grecia a coser sus mares en mis ojos y su enigma en mi mente y a pesar de que rasqué aquella arena no extraje más que sangre en mis dedos los cuales Francia besó y dio cariño al montón de cristales resultante cortándose un poco de paso como se cortó la noche del beso del que no pude huir y que rompió las vidrieras de aquel lugar que creía mi tumba y ahora me voy de ese lugar que me dio todo esto y mucho más y lo echaré de menos tanto que se me rompe el iris en lágrimas solo de pensar en no volver en crecer en cambiar en morir...

15 abril 2014

Cinco segundos antes del final

Me arropo con lo poco que he podido hacer crecer bajo tanto viento y tormenta,
mi abrigo de dignidad, mi orgullo de espuma,
son pocas convicciones las que gobiernan mi timón,
pero tienen que ser firmes
y a la vez dóciles,
si quiero que estas piernas vayan a algún lugar entre las tuyas,
si quiero llevar a este nudo de escalofríos que soy
a poder arroparse con tu piel.

Pero qué voy a enseñarte yo a ti si lo único que hago en esta vida es aguas,
de qué intento convencer a tus miedos con mis cicatrices,
qué pretende esta queja medio llanto
este intento desesperado de robarle protagonismo a tus deseos;
debo parecerte tan estúpido
aquí calentando la mitad de este frío desierto en el que creo soñar contigo
para que no tirites el día que vuelvas a cerrarme los párpados con un beso,
o a hacerme crueles cosquillas bajo la música,
y a desnudarme el alma con nuestras dulces mentiras...

Perdóname por traerte a esta lucha contra el tiempo,
los relojes y yo nunca hemos sido amigos en verdad,
así que cuando llegue el momento, y perdamos,
solo quiero que me beses
—para no tener que lamentarlo—
cinco segundos antes
del final.

19 marzo 2014

Anónimo

Soy una paradoja. Quiero ser feliz pero no hago más que pensar en cosas tristes. Soy vago, aunque ambicioso. No me gusto a mí mismo, pero también amo quién soy. A veces digo que me da igual, cuando en realidad me importa. Busco atención, pero la rechazo cuando la consigo. Son una contradicción conflictiva. No consigo descifrarme ni entenderme, y no hay manera de que alguien pueda hacerlo.

Quiero viajar. Quiero sentir el océano en mi piel. La mayoría del tiempo intento convencerme de que el futuro está aun por venir, pero alguien debería recordarme que ayer también fue futuro una vez, que mañana pronto será pasado, y que yo aun no me he movido de aquí. Echo de menos las ciudades que nunca he visitado, los libros que nunca he leído, los corazones que nunca he roto y las lágrimas que nunca he llorado. Imploro el amor que nunca conseguí, los pensamientos que nunca tuve, las sonrisas que nunca mostré y la persona que nunca fui.

Cuando digo "te echo de menos" lo digo de verdad, no soy de esas personas que sueltan esas tres palabras cuando necesitan algo de ti. Si alguna vez te digo que te echo de menos, significa que eres una persona muy importante para mí. No solo que has impactado positivamente en mi vida, sino que quiero que te quedes en ella. Sé que la gente viene y va, así es la vida, pero voy a ser honesto: quiero que tú te quedes en la mía.

¿Que cuál es mi problema? Me prendo rápido. Una vez quedo prendido de alguien hago todo lo posible para complacerle y hacerle feliz. No es por que yo quiera algo, no se trata de lo que yo quiera; siempre son sus necesidades sobre las mías. Creo que le doy demasiadas oportunidades a personas que, francamente, puede que no las merezcan. Se aprovechan de mí y acabo alejándome. Pero estoy bien con eso porque al fin y al cabo están en mi vida y eso es lo que en verdad quería. E incluso si me joden, estaré ahí para ellos, por que ese soy yo, así soy. Una vez quedo prendido de alguien, esa persona captura mi corazón y siempre tendrá un lugar en él. Es por eso que muchas veces me cuesta dejar marchar las cosas.

No creo que la gente me ame. Aman versiones de mí que he modelado para ellos, versiones de mi que han construido en sus mentes.

¿Que qué es lo que no entiendo de la vida? No entiendo cómo alguien puede borrarte de su memoria. Cómo alguien puede simplemente eliminar tu existencia. Cómo alguien puede pasar a tu lado y fingir que no ha pasado absolutamente nada entre vosotros dos. Cómo alguien puede olvidar por completo todos los recuerdos que cosechasteis juntos. Cómo alguien puede superarte tan fácilmente. Cómo puede sencillamente mentirte a la cara. Cómo alguien puede perder todo eso que sentía por ti inesperadamente. Cómo alguien puede cambiar por completo tu estado de ánimo en un segundo. Cómo alguien puede alejarse como si no hubieses significado nada. No lo entiendo, no le veo sentido.

¿Que a qué le temo? Tengo miedo a ser feliz porque en sólo unos segundos puedo perder todo y a todos en mi vida. Ser feliz es solo un sentimiento que tienes en un momento concreto, pero ¿qué pasa cuando se va? Ayer lo tenía todo, hoy no tengo nada. Me siento completamente perdido.

¿Que qué es lo que me gusta? Me encanta cuando estoy conduciendo o leyendo, y estoy sumergido en mi mundo, me olvido de mis problemas, de todo a mi alrededor. Estoy únicamente concentrado en esa cosa y todo parece tan pacífico. Amo leer libros porque me hacen ver las cosas desde otro punto de vista. Vivo a través de sus personajes, a través de las palabras. Amo las flores, los abrazos largos,  las sonrisas tímidas, el olor de la lluvia, las noches estrelladas, perderme en las letras, los actos de solidaridad, las sudaderas grandes, hacer sonreír a la gente, sentirme querido, saludar a los extraños, las canciones que describen mi situación actual, las infusiones, las tormentas, escribir lo que siento. El único momento en el que de verdad soy yo mismo es cuando estoy escribiendo. Ya sé que no me lee mucha gente, pero lo hago más bien para mí. Escribir lo que siento es como poner en papel mis recuerdos y todo lo que amo. Cada pequeña historia o poesía tiene una parte de mí que nunca se irá.

Encuentro fascinante cuando la gente me cuenta cosas de si mismas. No me importa lo que sea, ya sea sobre su día, lo que les gusta hacer, lo que esperan que les depare el futuro, lo que sea. Me gusta conocer a las personas. Adoro cómo se les ilumina el rostro cuando hablan de sus pasiones y de lo que les gusta.

Tras leer éstos párrafos, cualquiera puede decir realmente que ha llegado a conocer a mi verdadero yo, aunque en verdad no espero que mucha gente llegue a leerlos.

Traducido de un texto anónimo, encontrado en: [ver texto original]


01 marzo 2014

Lava Lamp & Music 9 (Natural Cause)

Camino con los dedos arrastrando en las baldosas,
y no muero porque siento que aun no ha de acabar mi historia,
que aun la puedo rescatar de las garras de la histeria,
si tan sólo pudiera hincar mi amor en su memoria,
hacer que huelan mis suspiros a sus labios,
aunque me ahogue en ellos cual naufragio de derrotas,
nunca fui un afortunado seductor de los misterios,
ni un ejemplo de carisma,
ni un cantante de falacias,
más bien un pintor de música en poesías como prosas,
un pantano de experiencia, un amante de nostalgias,
un fantoche acostumbrado a dejar marchar las cosas,
ni tan bueno como pinto,
ni tan malo como piensas.

Caeré desordenándome el pasado como siempre,
con la lengua ardiendo de aguantarme las preguntas,
sé seguir hacia delante apretando bien los dientes,
escondiendo un corazón que no rabia, pero duele,
que no siente que se esconde y sólo sale para verte
qué te apuestas
a que no sabré cerrar la puerta,
ya han sido tantas veces que una más no es diferencia,
que si miro hacia detrás veré que están todas abiertas,
y al fondo a aquel que fui sonriendo en la distancia,
ya no importa, como dije: soy de paso aunque me quede,
sé volar hasta caerme y eso nunca salva a nadie,
sé nevar en el infierno y derretirme en un regazo,
y aunque sangro tiempo libre
a veces llego con retraso.

Dame tiempo, sólo pido tiempo y sueños,
dame un suelo al que caerme y un abrazo que me arrope
ya seas sol para un desierto que no deje de abrasarme,
o una lluvia torrencial sobre este pozo de deseos.

Me conoce,
ese dios del que reniego,
sabe que nunca pasé por un obseso de la carne,
aunque sepa degustar cada matiz de una epidermis,
puedo esposar mis caricias en barrotes de sus cárceles,
y cerrar los ojos,
cuando desnude sus énfasis,
perderé esta guerra y todas por un segundo de ser feliz,
sé que no sé desear por falta de faltarme todo,
mas si duro un día más prometo destrozar mis hombros
esforzándome en sentir cada sístole y diástole,
en mi pecho que es el suyo, a veces amo a veces ódiole
late en estampidas su belleza de nocturno,
ebullen sensaciones que ametrallan mi futuro.

Tiene más fuerza en sus ojos que un coloso entre los dedos,
menos penas que alegrías a pesar del desconsuelo
medio miedo medio ganas, me da fuego, me desarma,
y yo llamando al cielo alcohol, al viento amor, y al duelo karma,
se deja la piel de las palmas borrándome las pizarras
pero amarra sus miradas no muy lejos de estos versos,
sabe que es de besos esta sed que me desquicia el alma
y aun así acaricia mis sueños con su voz y su guitarra.



22 febrero 2014

Acordes y lejanías

Lucho contra imposibles en este duelo de confianzas,
acallando osadías y apagando deseos como velas,
y me da ventaja, la muy idiota,
para errar mis atentados emocionales,
para fallar poesías como estocadas,
para que pueda creer en la lejana victoria,
lo hace,
aún sabiendo que recorreré cada margen pisando la línea,
que acariciaré cada frontera que imponga,
que limaré los barrotes de cada celda en la que se encierre,
y lo sabe,
y se arriesga,
a cargar con un nuevo dolor y miedo, a perder el norte, a explorar las cunetas,
me da permiso para entender sus desastres,
y hacer con ellos medallas de humo que regalarle,
que se diluyen en el devenir de palabras juzgadas como mentiras,
que en sus retinas, por un momento, arden,
y que por insistente o despistada,
al final,
olvida.

He de decir que amo el peligro que me inspira
cuando me enfrento a su aguijón de rechazos,
sus garras de huida,
amo cada invitación al autoengaño, cada misterio, cada rareza,
cada dolor de cabeza,
cada sonrisa fingida,
me encanta sentirme en sus manos,
besar cada ausencia,
aun sabiendo que con un simple chasquido podría mandarme a la mierda,
podría deshacerse de mí cual cáscara,
romperme aun más si cabe, arrojarme a sus bestias-tristezas,
para que me devoren y me conviertan en un recuerdo olvidable,
en una cifra de fracasos,
en, de nuevo,
o quizá sin haber dejado de serlo,
un extraño.

A pesar de, o puede que por ello,
libaré de ese néctar de errores al que acostumbro,
recolectaré los sueños en los que aparezca,
y fingiré no querer abrazarla,
mucho más de lo que jamás sería capaz de reconocer.

18 febrero 2014

Paradojas

Hay días que hablo contigo y siento todo ese infierno con el que cargas,
suplicas al destino el descanso, y tu orgullo te impide mirar al frente,
mas no a tus pies,
tras los cuales se hayan los rastros de las migas de lo que en su día fuiste,
los que a cada paso se te desprenden como lágrimas,
mientras miras hacia atrás y a pesar de todo, caminas hacia delante.

Pero cómo conjugo este hastío de desiertos
con esas tus ganas de perderte en océanos.
Cómo se en qué momento dejo de rechazar la ficción
para inventar la verdad.

Cómo traduzco tu idioma de inseguridad y autoengaño,
a mi lengua de signos de sueños en los que te tengo.

Cómo,
mi vida, cómo,
despejo la incógnita del desengaño
con tus sonrisas como variables,
de qué manera, si cabe,
podría componerle un réquiem a este sentimiento,
con tus acordes forjando un imperio
entre mis cuatro paredes.

Si tan solo existiese manera alguna de derribar las fronteras,
de reconciliar tu prudencia y mi insensatez,
y pudieses amar equivocarte tanto como yo odio tener razón.
Si tan solo abriésemos las ventanas y cerrásemos los espejos,
y nos pidiésemos perdón de antemano
y nos diésemos gracias por las molestias,
dibujaría con goma bajo tu pecho una sonrisa,
para que luego,
con tus colores,
borrases de mis ojos la tristeza.

Your smile is a rifle

Siento un hueco dolor cuando veo morir día a día al calendario.

Le araño el amor a la noche como alimentándome de virutas,
como escarbando en el deseo para encontrar qué se yo ahí enterrado,
pongo a arder mis esperanzas para calentar las frías manos
que ciegas y rotas en el vacío te dibujan.

Despedazo cada una de mis memorias en busca de un buen mástil al que atarme,
para evitar naufragar de nuevo en las lágrimas,
y que tus palabras como sirenas vengan a prometerme la muerte,
colgándome del cuello la medalla de una nueva pérdida.

Un diablo de soledad viene a visitarme cada madrugada,
a ofrecerme una copa de congoja y derrota,
a veces me santigua en alcohol y me acaricia las nostalgias,
y tras ello se marcha, dejando a su paso el rastro de mis propias pisadas.

Me resquebrajo en cristales por dentro
cada vez que hago el torpe intento de negarte.

11 febrero 2014

Aguja en el pajar

Tras aquel error en potencia sobrevino una suerte de casualidad que resultó grata para ambos, puede que por aquello de querer tomar la iniciativa tantas veces sin éxito, por una avalancha de ganas y curiosidad —no solo suyas, nuestras, de todos—, o por haber forzado al destino a punta de pistola para que se manifestase. Quizá por ello fue que éstas dos personas decidieran, por una vez en su vida, abandonar la norma y volcarse en la suerte, un poco juego un poco en serio, vendiéndose a ese diablo de los amores imposibles del que tanto se habían esforzado en huir escondiéndose entre las lagrimas de otros ojos, entre el cabello de la desidia o tras los labios de un maniquí. Probablemente sea por eso mismo que estén ahora tan locos y ciegos pensando que han logrado desafiar a los ceños y a las preguntas, creyéndose vencedores del juego inventado de las sonrisas, y no se dan cuenta de lo verdaderamente solos que se encuentran tras la ilusión. ¿Se seguirán mirando a través del vidrio roto, o quizá lo rompan del todo y se enfrenten al irrefutable juicio de un futuro inclemente? ¿Lograrán su incierto propósito, o volverá la tristeza a inundarles los párpados y a secarles el corazón? Lo único que está realmente claro es que aún es demasiado pronto para adelantar acontecimientos, y la suerte, como ellos bien saben, solo sonríe a los que la olvidan.

3/2/14

05 febrero 2014

Alétheia

Hay una persona ahí fuera,
capaz de coger sus rutinas y hacer con ellas sonrisas.

Me gustaría verla volar sobre todas las tristezas que la acechan, como el ángel que sé que es,
ver cómo vuelve a darle la vuelta al tablero para mostrar todas sus bazas, 
y que de nuevo me deje elegir con cuál echarla infinitamente de menos.

Oír de nuevo su presencia para ver el calor de sus palabras, 
que vuelva cada noche a calentar mi corazón desde su cama,
a escuchar las tonterías con las que creo animarla, a inventar teatros,
a callar silencios con los dedos,
a pretender desconocernos.

Finjo que existo bastante poco para no desbordarme en intentos,
porque sé que el orgullo es su escudo, y no lo rompe la fuerza,
sino el afecto,
finjo que no me rasco como un niño las ausencias
para no desencadenar un delirio,
para que paso a paso pierda el miedo a mis lluvias,
y pueda yo bañarme en sus ríos.

Quizá cometo un fiero error al hacer malabares con sus inseguridades,
o puede que me esté ganando a fuerza de estupidez el destierro,
al jugar a ser un fragmento de su vida fuera del rompecabezas
cuando solo soy un ruido en un rincón de su espejo negro.

Sin embargo, aunque ni siquiera el tiempo esté a favor de esta insignificante cruzada,
voy a lanzarme de nuevo a la cama de sus rizos,
a dejarme atrapar por sus lejanos 
labios que susurran vida en cada media luna que dibujan
y abandonarme a la estática búsqueda de su mirada 
en un sueño que
por más que lo amarre
siento que se me escapa.

09 enero 2014

Aquel raudo paraíso, la risa del zar Zeta (Comer Comas IX)

Belleza es lo que mi cabeza responde a la pregunta de dónde está ella pues lloviendo sus carcajadas en la felicidad de algún otro al otro lado de esta ciudad casi muerta ya enterrada por la fuerza de sus propias pisadas hace ya un tiempo que la conocí y me hizo volar en sus palabras y tropezarme en mis nervios y para qué me digo para qué sigo insistiendo en frustrar más esta agonía para qué si nunca va a ser mía y todo quedará en ese desasosiego de despertar de un buen sueño soñé soñé con ella  y que estaba aquí pero por desgracia a la realidad esa grandísima zorra no le gusta mi sonrisa y se devana en presentarme a sus imposibles ángeles mientras yo saboreo sus dulces fragancias a medida que pasan a mi lado alejándose para siempre oh joder y dirás pues lánzate a por ellas y yo me reiré porque no hago más que deambular entre diamantes y azaleas palpando lo que me dejan y no de verdad que no hay manera de reconciliar mi hambre de amor con sus pequeños deseos en concreto el suyo el de ella mi espíritu de los veranos pasados que viene a verme de nuevo no sé si para ver qué tal ando o qué tal miento si aun siento o si quiero jugar no lo sé pero ahí está y yo me muero de ganas de decirle te amo bueno me gustas bueno tampoco más bien me interesas o mejor diría que me llamas la atención un tilín que provocas en este ajado corazón mas bien una tenue intuición de depredador un instinto un dejavú joder no me hagas caso divago deliro pero no por nada estoy ahora aquí contándole mis penas a una arrogante pantalla que se las da de terapeuta y que no sabe nada de tu piel tu piel suave que ni siquiera rocé pero siento su tacto en mi retinas mientras recorro todos esos kilómetros de armonía con mi mirada mientras se mueren de celos mis manos y de ganas mi corazón por reinventar el amor bajo unas sábanas y gemirle el mejor de los réquiems a la soledad pero si estoy aquí no es por éxito créeme es por derrota es por resignación por desidia porque aprendí a endurecer la piel antes de recibir una herida y sin embargo idiota de mi le dedico su propia capilla en éste templo de las desesperanzas en este listado de deseos frustrados y se lo dedico sin una sola pausa ni una coma ni un punto que la detengan porque así entró ella y así saldrá de mi vida tan fugaz tan rápida tan cruel y tan bella no merece distracción ni tregua y no le ofreceré distancia desde la que arrepentir un suspiro así que cerraré aquí esta retahíla de emociones esta cascada de sangre del alma alegando como último punto de este ineficaz corolario que por cada sonrisa que imagino en su rosto hay un beso que muere en mis labios.