"Soy un vampiro, y tras años y años de experiencia aprendí a soportar la luz del sol, los ajos, y las estacas en el corazón."

~Jack Red

03 octubre 2011

Manual de viaje (Parte I)

Hacía como media hora desde que las habíamos tomado, cuando empecé a notar los primeros efectos de esas piedrecitas filosofales. La primera oleada llega de golpe, sin previo aviso, se siente como si hubiese explotado una bomba de adrenalina dentro de uno, que recorre el estómago, los brazos y las piernas, entumeciéndolos. El cerebro parece hincharse por un momento como un globo, y notas pequeños fríos y calores por distintas partes del cuerpo. La percepción comienza a embotarse, los rojos se vuelven más rojos, los azules más azules. El corazón se pone a mil, y la angustia hace acto de presencia. Es una sensación que fácilmente podría confundirse con un ataque de nervios, como si de repente percibieses que algo falla, no sabes qué exactamente, pero algo falla, las formas están empezando a actuar extrañamente cuando no las miras directamente. puede parecer desagradable al principio, y para alguien tan susceptible como yo, esa sensación es un infierno.

Siempre tengo miedo al sufrir una taquicardia. intento parecer tranquilo sentado en el sofá, donde Mr. Rocket, J.M., y la chica de verde aún esperan oír en su cerebro el Bang de salida, que dará rienda suelta a la más extravagante de las locuras. Según ellos no ocurre nada aún, con lo cual no sé si todas estas sensaciones corresponden a lo que había ingerido, o por el contrario era una reacción psicológica, un efecto placebo autoinducido. No me gusta, ellos están riéndose mirando vídeos en Youtube, y yo no puedo parar de pensar en la bomba de relojería que va cada vez más rápido en mi pecho. Al rato alguien dice: vámonos. Y nos vamos.

La calle era un lugar tan extraño, de todos lados llegaban haces de luz directos a mis ojos, como si no hubiese otro lugar al que caer. Soles por todas partes, reflejándose en todas las ventanas. Qué más da dónde vayamos. Aquí sólo se escucha un ritmo trepidante de latir en el pecho. Mr. Rocket hace muchas tonterías, pero no se si será por el ciego o porque él es así en realidad. yo le sigo el rollo y me doy cuenta de que cada vez voy flipándolo más. Alguien dice: Mira esas caras. Y yo las miro, y no hay dos iguales, lo juro, no hay una menos interesante que otra.

Por entonces caminábamos a través de Canalejas, rumbo a Jesuitas, o eso creo. Me convencí de que sí cuando ya habíamos cruzado el arco que presagiaba el césped, y J.M. no hacía más que preguntar si nos había subido esa mierda, Mr. Rocket sólo suspiraba, y la chica de verde quería llegar a la fuente. ¿Dónde estaba la fuente? Yo en mis adentros elucubraba que todos teníamos como destino llegar a un chorro de agua donde apaciguar la temible sed que nos invadía la garganta, pero "La Fuente" resultó ser sólo un lugar donde habíamos quedado con unos amigos italianos. Lo habían mencionado, pero apenas lo recordaba. Apenas recordaba nada, y daba igual, aquel lugar era tan verde, tan natural, tan poco humano, tan de mundo que lo que menos importaba eran los recuerdos. Y el corazón latía...

No hay comentarios:

Publicar un comentario