Día 6:
No sé qué pretendo con todo ésto, la verdad, debo ser tan estúpido... Mírame, aquí llorando lágrimas de tinta azul, en un llanto silencioso de palabras inconclusas que nadie escuchará, profiriendo gritos huecos que sólo serán respondidos por el eco de ésta solitaria habitación.
¿Sabes? No recuerdo cómo fue nuestro último beso. Es frustrante a la vez que gracioso e irónico, pensar que tanto tiempo estuve cuidando cada momento, disfrutando de cada instante, grabándote a fuego en mi memoria, para sencillamente olvidar el último, el último momento de felicidad...
Hace poco encontré pegado a mi puerta un post-it, escrito por una buena amiga, y como casi todas las cosas últimamente, me recordó a ti. Ahora me viene a la mente una imagen que me quita la tranquilidad: Te imagino arrancando de tu puerta uno por uno esos papelitos amarillos que cuentan nuestra historia, me imagino tu puerta vacía, como si nada hubiese pasado. No sé si habrá ocurrido o no, pero quiero creer lo segundo, ante la inevitabilidad de pensar lo primero.
A éstas alturas, habrás comprendido como yo, que la única solución a ésta enfermedad que sufro, es el olvido. Ya te lo dije: Es inevitable.
De todos modos, aunque ya no lo valores, aunque ya ni siquiera te importe, aunque ya pases del tema, no lo haré. No te olvidaré, aunque eso me haga sufrir.
¿Por qué?
_______________________________________________
No hay comentarios:
Publicar un comentario