"Soy un vampiro, y tras años y años de experiencia aprendí a soportar la luz del sol, los ajos, y las estacas en el corazón."

~Jack Red

04 mayo 2010

Bosquejo nº 2 sobre un cacahuete: Hipotético

"Mira mis sábanas, son un poco como el resto de mis cosas, tan confusas que ellas siguen esperándote."

~Escandar Algeet.

Ésta mañana desperté cansado, como siempre, desorientado, pero para nada sorprendido del agradable calor que descansaba a mi lado, invitando a mi cuerpo a acercarse poquito a poquito, a disfrutar de un abrazo dormido, entre gestos dormidos, que sólo hablan del sueño que nos hace falta y de las horas que nos gustaría retroceder.

Allí estaba ella de espaldas a mí, dormida aún, o quizá no, pretendiendo arrastrar mi inquieta mano hasta su pecho cual cálida manta de invierno que huye en mitad de la noche. Parecía decir: "No me sueltes", y eso hice, descansé mi brazo sobre los escasos minutos de placer matutino que nos restaban, sobre ella, y sobre sus sueños, ésos sueños de los que nunca me habla por no ser yo su protagonista.

Despertó como siempre, en un amago de caída de cama que evito pensar fuera fingido, y me reí de ella porque ella sabe cómo soy, yo me río de éstas cosas. Así, bajo el himno de las risas, bostezos y estiramientos, acordamos dar por iniciado un nuevo día, y mientras nos poníamos al día de las últimas siete horas que nos hemos perdido durmiendo, nos vestíamos en mentiras sobre besos que no nos dimos ni nos daremos, nos disfrazábamos de inseguridad, y nos calzábamos la timidez que abandonamos la noche anterior con tanto cuidado sobre la mesita. Nos vestíamos, ya saben, de ésas pequeñas preguntas sobre si de verdad nos teníamos miedo, si desconfiábamos el uno del otro, si me ama o no me ama, si le amo o no le amo.

Una vez nos hubimos correctamente mentido, nos incorporamos y abrimos la veda de las miradas furtivas, de los besos intangibles que nos lanzamos desde debajo de nuestros falsos trajes, de las indirectas directas al corazón que se nos esconde tras las caretas.

Lo malo de ir vestido con el traje de mentiras y la corbata de verdades ocultas, es que ninguna conversación se me antoja interesante, y únicamente espero ése momento en el que ella se quita su sombrero de opiniones, o deja caer sus pantalones de vergüenza, para abrir una nueva brecha en su corazón por el que puedan emanar ésas emociones de las que me considero dueño, y que gustaría reclamar.

Pero hoy como siempre ella no va a desnudarse tan descaradamente justo después de haberse vestido, y no me queda otra que imaginar un posible beso fugaz tras cruzar la puerta, un beso que nos susurre al oído todas ésas palabras que no nos decimos sabe dios por qué, y quizá ni él lo sepa.

Y es ahora cuando llega el momento en que nos separamos, y ése beso imaginado resulta no ser más que un "luego te veo" que no aparece, pero que sé que está ahí, y la veo alejarse dejando tras de sí su aroma a comodidad y cariño, hasta que cierra la puerta, y cierro la puerta. De éste modo una vez más me quedo con la oportunidad en la mano, y sonrío, porque al fin y al cabo se que ambos sabemos que la tenemos, aunque hoy no haya sido el día que la hayamos utilizado. Otra vez será.

Todo ésto hubiera sido precioso, créanme, de no ser porque en realidad hoy al despertar, ella no estaba a mi lado.

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