"Soy un vampiro, y tras años y años de experiencia aprendí a soportar la luz del sol, los ajos, y las estacas en el corazón."

~Jack Red

22 agosto 2010

Dama de hierro

Se desnuda todas las noches pensando en todas las manos que estudiaron su cuerpo, y tiembla de dolor al recordar tanta sombra fría cerrándole los párpados
en un gesto de "no te preocupes, pequeña, todo saldrá bien", y eso es mentira, y ella lo sabe, incluso cuando se miente a si misma con esas palabras que son las suyas a la vez que las de otro.

Recorre pasito a pasito todo un pasillo de relojes de arena y de tic tacs solitarios,
todo un suelo de mármol que la mira desde abajo y le silba piropos a sus tobillos,
se pasa horas y horas en el trayecto de su habitación al baño, porque entiende,
porque ya le ha pasado antes,
que va a derramar lágrimas de mil colores sobre la taza del váter,
tan hermosa que no lo sabe,
tan tierna que se derrite en los labios,
tan frágil que sólo de pensarla se rompa en pedazos.

Tras rutina de llantos toca subir escaleras, con ésa soltura con la que sólo ella lo hace,
sube tarareando melodías que sólo las columnas aprecian,
y sólo ellas pueden oír las escalas que su voz asciende,
sólo ellas sujetan los escalones por los que suben sus piernas.

Yo desde fuera la veo llegar a su balcón,
y allí se mesa el pelo y no mira a nadie,
quizá porque ya sabe lo que es un adiós
quizá porque la compasión es sólo para los cobardes.

Y la miro, la miro radiante y miro,
y veo a la gente lanzándole rosas que rebotan contra sus muros y se amontonan al pié,
ninguna pasa, ni la más osada, y ella no ve -o no quiere ver-
los rostros de ilusiones en vano,
las lágrimas de apoyo vencido,
las cabezas gachas, las decepciones, los llantos,
los puños cerrados,
los ceños fruncidos.

Yo como uno más, lanzo mi rosa desde éste lado del foso,
con la esperanza de llegar al otro lado de la muralla,
para que la dama de hierro que canta en la torre,
en uno de sus paseos la encuentre, y en vez de acordarse de mí,
se acuerde de todos nosotros.

Yo como uno más lanzo mi rosa desde éste lado del foso,
y una vez más, no,
no pasa.

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