"Soy un vampiro, y tras años y años de experiencia aprendí a soportar la luz del sol, los ajos, y las estacas en el corazón."

~Jack Red

08 julio 2010

Azulejos

"Ser o no buena gente, 
así, tan buenagentemente dicho 
puede, en fin, qué sé yo, pero puede 
que sea saber que te quieren 
y sentir que te lo mereces."
~Silvi-Orión


Corro una media de tres melancolías por día antes de desplomarme sobre las plumas de plomo de mi almohada para escribir una nueva sábana entre las poesías.

Todo lo que pueda ser es poco para alguien que la ha visto revolverse entre consonantes y asonantes, llorar de risa mientras sostiene todo un entramado de realidades y naufragios, y nadie más se pregunta por ése punto del universo que es ella, y que es eje y destino de todo verso,
y darse cuenta
es como ser el único explorador en un mundo en el que aún no conocen los mapas,
es como ser la única corchea que se balancea alegremente colgada de la tercera cuerda de su pentagrama.

Y ojalá sea el único, ¿sabes?
que haya visto sonreír a sus tres millones de tristezas sólo por un beso,
que la haya llamado de tantas formas tan bellas que su nombre quedase obsoleto,
y ojalá sea el único,
que haya rayado la hipocresía en estos versos que presagian caricias,
y predican ambiciones.

Y sí, me gustaría ser la palabra que se estrella contra su boca en una tarde de primavera, sonando a grito envolvente de flechazos y flechas partidas,
o ser los dedos con los que se atusa el pelo, antes de cerrar los ojos y dejar que el sol la bese en las mejillas.

Ya ves, quisiera caer de éste nudo de parras y nubes en el que estoy preso, para darme la buena hostia y poder bajar a su suelo,
donde ella me espera,
donde poder amarla en el mismo contexto, y dejar de ser el crío que desea jugar entre sus piernas, y esconderse bajo sus faldas,
pues a su lado me siento tan pequeño,
que sólo con la brisa que generan sus pestañas vuelo, tan pequeño
que sólo con mirarme a la cara,
ella,
sabe cuántos arañazos dibujan su nombre en mi espalda.

Lo que ya dijo Sabina una vez, sin conocer tu nombre,
yo te lo repito con los bolsillos llenos de abrazos que se evaporan,
quién pudiera reír, princesa,
quién pudiera reír, como tú lloras.

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