"Soy un vampiro, y tras años y años de experiencia aprendí a soportar la luz del sol, los ajos, y las estacas en el corazón."

~Jack Red

22 septiembre 2010

Desierto apenas garganta

Los poemas que dibujaste en mi espalda no saben por qué,
y sin embargo,
y sin querer,
echan de menos el vuelo de falda, batir de alas de tus pestañas,
así que las lágrimas caen como si no existiese otra lluvia,
como gritándole al suelo que se atreva a subir a por ellas,
allá donde las nubes naufragan, donde los vientos susurran
suspiran baladas heladas de cuerdas rotas de otras guitarras,
cospiran traiciones en contra de cientos de miles de rabias en caras.

Los poemas que dibujaste en mi espalda no saben por qué,
pero se callan,
pero se borran,
y arañan mi piel con todas las ganas de marcarse de nuevo,
forjando cicatrices que sólamente se puedan ver desde dentro,
desaparecen cada vez que me lavo la cara, cada vez que bebo,
y golpean con fuerza cada vez que recuerdo, cada vez que miento,
pidiendo auxilios con la fuerza de una pasión hecha de fuego,
siempre en silencio,
como un baile sin música, como leer sentimientos en bruto, como sin tiempo,
como si ni por el más efímero de los asomos fuese cierto,
se tapan la boca, gritando hacia dentro,
se deshacen en llantos,
lo sé, lo veo,
me lo demuestro en cada letra,
en cada texto,
y es verdad,
voy cayendo,
y puede que mis últimas palabras,
sin tener en cuenta lo que me haga decir el tiempo después de eso,
sean sin más,
y sin menos:

Espero volver a vernos.

Los poemas que dibujaste en mi espalda, no saben por qué,
pero lloran,
mientras bajan los grados,
y sube el invierno.


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