"Soy un vampiro, y tras años y años de experiencia aprendí a soportar la luz del sol, los ajos, y las estacas en el corazón."

~Jack Red

28 septiembre 2010

Little two nights ago loathing

Asco es una palabra que inevitablemente cruza cual relámpago en noche tormentosa la mente de aquel que imagina unos labios que no son los que en ese momento besa. Asco, qué poderoso suena en la boca, y cuán amarga sabe su traición, que no es sino como el peor trago de cerveza que más allá de provocar el vómito, genera un posterior cabreo y rechazo, asco, que pulula por cada estría y papila de esa lengua ignorante de todos los juicios a los que en ese momento es sometida, e invita a profundizar en una garganta sedienta de saliva ajena, da igual de quién sea, lujuria, insaciable asco.

Surge la chispa que pone en marcha el resorte del retroceso, y esa chica pregunta "¿Qué pasa?", y uno responde "Nada", y continúa la faena para simplemente no defraudar, pero una vez, y ya no más, que es un beso de mentira, que es de broma. que ni siquiera excita, ni causa la más mínima aceleración del pulso. Aparta, vete, olvida esto, pero nunca dejes que vean todo ese asco saliendo por cada poro, cual sudor invisible, inoloro, insípido, pero presente, doloroso, pegajoso, repugnante. No causa más gana que la de una cama vacía sobre la que echar a dormir los fantasmas, sin nadie, estar sólo nomás.

Y no es uno, sino el asco el que abandona a esa chica apenas mujer que exhibe un bonito corte de mangas mientras su imagen se aleja y se pierde entre las inquietas cabezas de los transeúntes que habitan el bar. Que le jodan, piensa el asco, y no recordará su rostro a la mañana siguiente, porque más bien querrá olvidarlo.

Al despertar, todo lo que uno piensa puede resumirse en un "Y encima sabía a tabaco", o bien en un "Joder, qué asco."

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