"Soy un vampiro, y tras años y años de experiencia aprendí a soportar la luz del sol, los ajos, y las estacas en el corazón."

~Jack Red

02 septiembre 2010

Estudio de un beso como forma de vida


"A Sabela, éste es uno de los muchos cuentos que le debo."

Bien es sabido que los besos son unos animalitos muy simples, cuya capacidad de raciocinio deja mucho que desear, y cuyo ciclo vital es de unos tres minutos a lo sumo, si se dan unas condiciones óptimas.
Sigamos el ciclo de vida de un beso -llamémosle Uno-, para comprender su existencia, o al menos, para comprender cómo y de qué manera existen. Pues bien, Uno nace del contacto entre los labios de un sujeto o sujeta -Por decir un nombre al azar, Irene- y otro -Pablo, por qué no-.
El parto sucede de forma instantánea, sin apenas sangrado ni hemorragias, siempre que se procure no contactar con demasiada fuerza. Los primeros segundos de vida de Uno son los más intensos, ya que nada más salir de entre los labios de ambos sujetos se ponen en marcha de golpe toda una serie de procesos químicos e intercambios de energías y fuerzas en el interior de su organismo, lo que dota a Uno de una gran felicidad y vigor.
Uno ha de alimentarse continuamente para mantenerse con vida. Estas criaturitas se nutren mientras se mantenga el contacto labial entre los sujetos, y se consideran fallecidas cuando se interrumpe dicho contacto durante más de diez segundos. No voy a hablarles de las funciones anatómicas de las que carecen -ya que son demasiadas y no quiero provocar en ustedes el sueño con mi aburrida jerga médica-, así que les diré que sistémicamente hablando, poseen únicamente un aparato circulatorio que se encarga de recoger los nutrientes en las capas externas de la epidermis y abastecer el organismo de la criatura. El bombeo sanguíneo se realiza mediante los distintos cambios de presión que los sujetos provocan durante su contacto -de ahí la relevancia de Irene y Pablo en la vida de Uno, básicamente son los responsables de su existencia-
Como ya he dicho, los primeros segundos de Uno son los más intensos de su corta vida, y qué remedio, si la esperanza de vida media de estos seres es de medio minuto, parece que nada más nacer saben que han de darlo todo antes de que les llegue la hora.
A partir de los cinco-diez segundos, Uno comienza a madurar y a buscar el placer de su existencia con más profundidad y paciencia. El bombeo sanguíneo por medio de la presión labial ya no le es suficiente, y necesita que Irene y Pablo hagan uso de un nuevo orgánulo que ayude a Uno a nutrirse durante más tiempo: la lengua.
El mecanismo de bombeo es el mismo, sólo que ahora trabaja por partida doble, ésto aumenta la esperanza de vida de Uno hasta los diecisiete-veinte segundos. Es el periodo de madurez del beso, el cual provoca una serie de cambios físicos en los cuerpos de los sujetos, tales como el aumento de la frecuencia cardíaca, el aumento de la temperatura corporal, excitación, secreción de endorfinas, etc. Es aquí donde se aprecia la relación simbiótica entre las pequeñas criaturas llamadas besos, y los seres humanos.
La madurez de Uno alcanza hasta el minuto y medio. A partir de aquí los cuerpos de los sujetos comienzan a estabilizarse y a adaptarse a las nuevas condiciones, lo que lleva al pequeño beso a entrar en su periodo de vejez, donde su vida puede verse amenazada con facilidad. En esta etapa, Uno puede llegar a sufrir pequeños infartos, ya que el bombeo llega a interrumpirse hasta durante tres-seis segundos, pero normalmente los primeros infartos no son mortales para los besos, su fuerza de voluntad y deseo de vivir son extremadamente altas, lo que fuerza a los sujetos a permitirles vivir un poco más.
Aproximadamente tres minutos después de su nacimiento, Uno muere. Muere, ya que las necesidades de contacto de Irene y Pablo aumentan considerablemente, y comienzan a mezclar el contacto entre sus distintos elementos -manos, piernas, cuello, labios, costado, pechos, sexo...-, dándose lugar el nacimiento de animales de diversas especies tales como las caricias, los mordiscos, los roces, los arañazos, los pseudobesos (besos que no implican el contacto entre los labios de dos sujetos, sino el contacto entre los de un sujeto, y otro elemento del otro, valga la redundancia), entre otros.
En éste hipotético caso, la existencia de Uno, y concretamente su muerte, ha causado el nacimiento de una gran cantidad de criaturas de diversa índole, las cuales son imprescindibles para alimentar la necesidad de relación entre Irene y Pablo, nuestros sujetos no sujetos.
Pero en muchos otros casos reales, éstos pequeños no llegan a vivir tanto, y su muerte prematura no da lugar más que a una estúpida sonrisa, que se va volando con el menor soplo de viento.

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