se tapan la boca con las manos,
y los miedos con la ropa.
Están los que caminan así medio agachados,
y las señoras que tienen prisa por hacer la compra,
luego están las papeleras y las corbatas,
y un poco más adelante relojes abrazados a muñecas cruzan la carretera.
Los semáforos sonríen a las embarazadas,
el chocolate se deshace.
Están los nocturnos, los que pasean, los únicos que se enamoran,
y los románticos que se ríen de ellos,
y las princesas riéndose de los románticos,
y los corazones llorando por las princesas.
Están los anuncios y todo lo que no venden,
las almas que son compradas,
hay pianos, flautas,
hay basura, y pasteles,
está el panadero,
la compañera de clase,
está el que está lejos,
y están los huesos.
Están las abuelas que telenovelan y hacen encajes que no encajan en ningún lado,
y está la navidad por ahí, dando la nota, desafinando,
también llueve a veces,
hay charcos,
y hay prendas que cuentan más historias en el suelo que en el cuerpo de la gente,
hay que dejarse caer poco a poco en el mundo,
sorber el frío,
rendirse a las tiritonas,
quitarse los sombreros...
Y están los que ya no están,
y los que están por venir...
Las calles,
los portales inundados de abrazos,
las estaciones de autobuses inundadas de lágrimas,
los restaurantes chinos inundados de amagos,
los puentes inundados de debajos,
las noches de colacaos,
las mañanas de vaho,
y las manos sucias de vacío.
Y es injusto, ¿no?
ver cómo unas canas comen mientras unas calvas se mueren de hambre,
y cómo se pegan los pasos a las suelas de mis zapatos sin compasión,
cómo el tiempo le roba minutos a mi canción.
Pero da igual, porque miedos tenemos todos, los aprendemos a medida que entendemos que nuestra piel es sólo piel y no coraza,
que del pecho a la espalda hay un palmo,
un palmo que se deja lavar con cerveza,
que se recorre en un segundo, es sólo un palmo,
y ahí dentro caben todos los sueños del mundo.
"Y luego está la esperanza,
que es una excusa como cualquier otra para relativizar la tragedia..."
~Silvi-Orión
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