"Yo que le dediqué un cigarro a todas nuestras intimidades..."
espérola con una botella de agua vacía, el estómago lleno, unos cuantos amagos de poesía para aliviar sus deseos,
pregúntola a qué no se atrevería, y me dice "a dejar tu amor en los huesos",
lanza la misma pregunta, y respóndola con silencio roto por siete ecos.
No me atrevería a no soñar contigo esta noche,
ni a menospreciarte, musa,
no me atrevería a dejarte morir de pies fríos esta noche,
con un millón de sueños arropados bajo las sábanas,
no me atrevería a dejarte cargar con mis miedos,
ni a dejarte caer del cielo, estrella,
más bonita que el más bonito de los silencios,
más incluso, que una risa capaz de romperlo,
y más si cabe que unos labios cerrando ese esquema de dientes, y sobre todo,
más que la mirada de sol intercambiada después de eso.
Si sonríes conmigo haré de marco para tus viernes,
si me callas, que lo harás, jugaré a hablarte con las manos en ése idioma de caricias y cosquillas que apenas temes,
si te enfadas conmigo, haré que vueles, y las nubes apagarán tu furia,
y si lloras... si lloras pintaré un retrato de tus lágrimas,
con gotas de lluvia.
Es hermoso lo que escribes. me gusta que incluyas al viento.
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