"Soy un vampiro, y tras años y años de experiencia aprendí a soportar la luz del sol, los ajos, y las estacas en el corazón."

~Jack Red

29 septiembre 2012

Crónica de Decadentia nº 9: Pobreza

Un hombrecillo de cierto barrio de la ciudad, un día se separó de su familia, fuente económica y afectiva de primer orden. Como no era gran negociador, y en Decadentia la suerte se ha olvidado de sonreir, pronto se vio sumido en la mendicidad, perdido, con la tenue pero aun vigente esperanza de algún día volver con sus seres queridos.

Hoy de nuevo termina el día, y con gran sorpresa advierte que ha conseguido ahorrar lo suficiente para llamar a su familia desde una cabina. Ahogado en euforia, el tipo corrió hacia la más cercana, y se apresuró a meter por la ranurita la ingente cantidad de pequeñas monedas de centavo, no sin errar en algún momento en que su pulso fallaba y la moneda iba a parar al suelo haciendo un frágil e intrascendente sonidito.

[No pasa nada, recógela.]

Por fin hubo insertado todas, e intentó marcar el número de su casa, y digo intentó, porque por desgracia su memoría le dio la espalda, y por más que se esforzaba, no conseguía recordarlo. No, imposible, no se acordaba. El pobre se tiñó de un leve gris, extrajo de la cabina las monedas, y se fue.

Al día siguiente, con ese mismo dinero, se compró un bocadillo.

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