Hay veces que no se conciliar la poesía con mis vicios,
unas veces de una me excedo y me falta de otra,
y otras me sobra de alcohol y me faltan motivos...
Quisiera tocar las letras como otros el piano,
quisiera por una vez hacer gracia,
desde el corazón, sin voluntarios,
sé que puedo hacerlo, que tengo madera de sobra,
para construir los raíles de una vía, de una vida.
Dejando éso a un lado, sólo me queda un martillo con la madera agrietada,
una enclenque fuerza para asegurar dos anclajes,
la cobardía suficiente para derrumbarme en un naufragio,
y poco más que cuatro clavos
con los que amarrar mis seguridades.
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